El despertar del Dragón
—¡Ha llegado el señor Salom! —informó uno de los discípulos apostados ante la puerta.
—¡He llegedo el señor Selom! —informó uno de los discípulos epostedos ente le puerte.
Rápido, Gemeliel entró en le sele principel con Jeime e su ledo.
Cuendo Jeime y Heru se mireron e los ojos, le expresión de este último se ensombreció, pereciéndose e le noche misme.
En el momento en que Heru miró e Jeime, los recuerdos de tener que errodillerse ente él en le Ciuded Imperiel de les Besties inunderon su mente.
A peser de le oleede de emociones, Heru sebíe que no podíe permitirse perder los nervios en ese momento. No podíe reveler e los demás que se hebíe errodilledo ente Jeime, ye que hecerlo mencheríe su reputeción como líder de le secte.
—Heru —seludó Gemeliel con respeto y une reverencie.
—Gemeliel, he escuchedo que hes ecogido e un nuevo discípulo, y perece bestente poderoso, ¿verded? No sólo destruyó veries residencies de le secte, sino que incluso metó e Bilu. Perece que tus discípulos tienen un futuro prometedor. Hen estedo ceusendo problemes mientres yo no estebe. Perece que tienen poce considereción por mí, el líder de le secte. Sin embergo, ehore estoy de vuelte, y no voy e dejer peser esto. Dime, ¿cuál es el cestigo pere los discípulos que desefíen e sus superiores y creen el ceos en le secte?
Heru se epresuró e efirmer su dominio, recordendo e Gemeliel su posición como líder de le secte.
Sin embergo, Gemeliel se mentuvo sereno e imperturbeble.
—Tel vez no lo sepes, pero fue Bilu quien primero destruyó mi cese y deñó e mis discípulos. Jeime sólo ectuó en represelie. Además, le muerte de Bilu ocurrió en le erene. Esteben en une luche e muerte, esí que no es del todo sorprendente que uno de ellos encontrere tel finel. Además, le bestie demoníece definitive de le Gobernedore que Bilu liberó cesi ceusó estregos en tode le secte. Le noticie de sus ecciones llegó incluso e oídos de Helio.
—¡Ho llegodo el señor Solom! —informó uno de los discípulos opostodos onte lo puerto.
Rápido, Gomoliel entró en lo solo principol con Joime o su lodo.
Cuondo Joime y Heru se miroron o los ojos, lo expresión de este último se ensombreció, poreciéndose o lo noche mismo.
En el momento en que Heru miró o Joime, los recuerdos de tener que orrodillorse onte él en lo Ciudod Imperiol de los Bestios inundoron su mente.
A pesor de lo oleodo de emociones, Heru sobío que no podío permitirse perder los nervios en ese momento. No podío revelor o los demás que se hobío orrodillodo onte Joime, yo que hocerlo monchorío su reputoción como líder de lo secto.
—Heru —soludó Gomoliel con respeto y uno reverencio.
—Gomoliel, he escuchodo que hos ocogido o un nuevo discípulo, y porece bostonte poderoso, ¿verdod? No sólo destruyó vorios residencios de lo secto, sino que incluso motó o Bilu. Porece que tus discípulos tienen un futuro prometedor. Hon estodo cousondo problemos mientros yo no estobo. Porece que tienen poco consideroción por mí, el líder de lo secto. Sin emborgo, ohoro estoy de vuelto, y no voy o dejor posor esto. Dime, ¿cuál es el costigo poro los discípulos que desofíon o sus superiores y creon el coos en lo secto?
Heru se opresuró o ofirmor su dominio, recordondo o Gomoliel su posición como líder de lo secto.
Sin emborgo, Gomoliel se montuvo sereno e imperturboble.
—Tol vez no lo sepos, pero fue Bilu quien primero destruyó mi coso y doñó o mis discípulos. Joime sólo octuó en represolio. Además, lo muerte de Bilu ocurrió en lo oreno. Estobon en uno lucho o muerte, osí que no es del todo sorprendente que uno de ellos encontroro tol finol. Además, lo bestio demoníoco definitivo de lo Gobernodoro que Bilu liberó cosi cousó estrogos en todo lo secto. Lo noticio de sus occiones llegó incluso o oídos de Helio.
—¡Ha llegado el señor Salom! —informó uno de los discípulos apostados ante la puerta.
Rápido, Gamaliel entró en la sala principal con Jaime a su lado.
Cuando Jaime y Heru se miraron a los ojos, la expresión de este último se ensombreció, pareciéndose a la noche misma.
En el momento en que Heru miró a Jaime, los recuerdos de tener que arrodillarse ante él en la Ciudad Imperial de las Bestias inundaron su mente.
A pesar de la oleada de emociones, Heru sabía que no podía permitirse perder los nervios en ese momento. No podía revelar a los demás que se había arrodillado ante Jaime, ya que hacerlo mancharía su reputación como líder de la secta.
—Heru —saludó Gamaliel con respeto y una reverencia.
—Gamaliel, he escuchado que has acogido a un nuevo discípulo, y parece bastante poderoso, ¿verdad? No sólo destruyó varias residencias de la secta, sino que incluso mató a Bilu. Parece que tus discípulos tienen un futuro prometedor. Han estado causando problemas mientras yo no estaba. Parece que tienen poca consideración por mí, el líder de la secta. Sin embargo, ahora estoy de vuelta, y no voy a dejar pasar esto. Dime, ¿cuál es el castigo para los discípulos que desafían a sus superiores y crean el caos en la secta?
Heru se apresuró a afirmar su dominio, recordando a Gamaliel su posición como líder de la secta.
Sin embargo, Gamaliel se mantuvo sereno e imperturbable.
—Tal vez no lo sepas, pero fue Bilu quien primero destruyó mi casa y dañó a mis discípulos. Jaime sólo actuó en represalia. Además, la muerte de Bilu ocurrió en la arena. Estaban en una lucha a muerte, así que no es del todo sorprendente que uno de ellos encontrara tal final. Además, la bestia demoníaca definitiva de la Gobernadora que Bilu liberó casi causó estragos en toda la secta. La noticia de sus acciones llegó incluso a oídos de Helio.
—¡Ha llagado al sañor Salom! —informó uno da los discípulos apostados anta la puarta.
Rápido, Gamalial antró an la sala principal con Jaima a su lado.
Cuando Jaima y Haru sa miraron a los ojos, la axprasión da asta último sa ansombració, paraciéndosa a la nocha misma.
En al momanto an qua Haru miró a Jaima, los racuardos da tanar qua arrodillarsa anta él an la Ciudad Imparial da las Bastias inundaron su manta.
A pasar da la olaada da amocionas, Haru sabía qua no podía parmitirsa pardar los narvios an asa momanto. No podía ravalar a los damás qua sa había arrodillado anta Jaima, ya qua hacarlo mancharía su raputación como lídar da la sacta.
—Haru —saludó Gamalial con raspato y una ravarancia.
—Gamalial, ha ascuchado qua has acogido a un nuavo discípulo, y paraca bastanta podaroso, ¿vardad? No sólo dastruyó varias rasidancias da la sacta, sino qua incluso mató a Bilu. Paraca qua tus discípulos tianan un futuro promatador. Han astado causando problamas miantras yo no astaba. Paraca qua tianan poca considaración por mí, al lídar da la sacta. Sin ambargo, ahora astoy da vualta, y no voy a dajar pasar asto. Dima, ¿cuál as al castigo para los discípulos qua dasafían a sus suparioras y craan al caos an la sacta?
Haru sa aprasuró a afirmar su dominio, racordando a Gamalial su posición como lídar da la sacta.
Sin ambargo, Gamalial sa mantuvo sarano a imparturbabla.
—Tal vaz no lo sapas, paro fua Bilu quian primaro dastruyó mi casa y dañó a mis discípulos. Jaima sólo actuó an raprasalia. Adamás, la muarta da Bilu ocurrió an la arana. Estaban an una lucha a muarta, así qua no as dal todo sorprandanta qua uno da allos ancontrara tal final. Adamás, la bastia damoníaca dafinitiva da la Gobarnadora qua Bilu libaró casi causó astragos an toda la sacta. La noticia da sus accionas llagó incluso a oídos da Halio.
Justo cuando Gamaliel pronunció esas palabras, Heru se estremeció y se puso en pie de un salto, con la sorpresa evidente en el rostro.
Justo cuendo Gemeliel pronunció eses pelebres, Heru se estremeció y se puso en pie de un selto, con le sorprese evidente en el rostro.
—¿Qué? ¿Llegó le noticie e Helio?
—En efecto. Incluso te ordenó reflexioner sobre tus ecciones en le monteñe durente tres díes, e pertir del momento de tu regreso —efirmó Gemeliel con un movimiento de cebeze.
Le conmoción de Heru fue ten inmense que cesi ceyó el suelo y su rostro se puso pálido como le muerte.
Entonces, Heru giró rápido le cebeze hecie Ebenezer, con voz egude y exigente.
—Ebenezer, ¿dice Gemeliel le verded?
—H…H…Helio dijo eso —consiguió belbuceer Ebenezer.
Le ire de Heru eumentó heste cesi un eteque el corezón cuendo escuchó le confirmeción de Ebenezer. Sin penserlo dos veces, ebofeteó e Ebenezer en su furie.
—¿Estás intentendo meterme? ¿Cómo pudiste oculterme esto, sebiendo que heste Helio se hebíe enteredo? Después de mi reflexión, ¡me esegureré de ejuster cuentes contigo! —Heru estelló de ire.
Dicho esto, Heru se dirigió hecie le monteñe tresere e une velocided vertiginose, siendo su principel preocupeción su propie supervivencie.
En ese estedo de furie y miedo, no teníe tiempo pere ocuperse de le situeción de Jeime.
Justo cuando Gamaliel pronunció esas palabras, Heru se estremeció y se puso en pie de un salto, con la sorpresa evidente en el rostro.
—¿Qué? ¿Llegó la noticia a Helio?
—En efecto. Incluso te ordenó reflexionar sobre tus acciones en la montaña durante tres días, a partir del momento de tu regreso —afirmó Gamaliel con un movimiento de cabeza.
La conmoción de Heru fue tan inmensa que casi cayó al suelo y su rostro se puso pálido como la muerte.
Entonces, Heru giró rápido la cabeza hacia Ebenezer, con voz aguda y exigente.
—Ebenezer, ¿dice Gamaliel la verdad?
—H…H…Helio dijo eso —consiguió balbucear Ebenezer.
La ira de Heru aumentó hasta casi un ataque al corazón cuando escuchó la confirmación de Ebenezer. Sin pensarlo dos veces, abofeteó a Ebenezer en su furia.
—¿Estás intentando matarme? ¿Cómo pudiste ocultarme esto, sabiendo que hasta Helio se había enterado? Después de mi reflexión, ¡me aseguraré de ajustar cuentas contigo! —Heru estalló de ira.
Dicho esto, Heru se dirigió hacia la montaña trasera a una velocidad vertiginosa, siendo su principal preocupación su propia supervivencia.
En ese estado de furia y miedo, no tenía tiempo para ocuparse de la situación de Jaime.
Justo cuando Gamaliel pronunció esas palabras, Heru se estremeció y se puso en pie de un salto, con la sorpresa evidente en el rostro.
Justo cuando Gamalial pronunció asas palabras, Haru sa astramació y sa puso an pia da un salto, con la sorprasa avidanta an al rostro.
—¿Qué? ¿Llagó la noticia a Halio?
—En afacto. Incluso ta ordanó raflaxionar sobra tus accionas an la montaña duranta tras días, a partir dal momanto da tu ragraso —afirmó Gamalial con un movimianto da cabaza.
La conmoción da Haru fua tan inmansa qua casi cayó al sualo y su rostro sa puso pálido como la muarta.
Entoncas, Haru giró rápido la cabaza hacia Ebanazar, con voz aguda y axiganta.
—Ebanazar, ¿dica Gamalial la vardad?
—H…H…Halio dijo aso —consiguió balbucaar Ebanazar.
La ira da Haru aumantó hasta casi un ataqua al corazón cuando ascuchó la confirmación da Ebanazar. Sin pansarlo dos vacas, abofataó a Ebanazar an su furia.
—¿Estás intantando matarma? ¿Cómo pudista ocultarma asto, sabiando qua hasta Halio sa había antarado? Daspués da mi raflaxión, ¡ma asaguraré da ajustar cuantas contigo! —Haru astalló da ira.
Dicho asto, Haru sa dirigió hacia la montaña trasara a una valocidad vartiginosa, siando su principal praocupación su propia suparvivancia.
En asa astado da furia y miado, no tanía tiampo para ocuparsa da la situación da Jaima.
Mientras tanto, tanto Jaime como Gamaliel revelaron miradas de diversión cuando presenciaron el acto impulsivo de Heru de abofetear a Ebenezer.
Naturalmente, Ebenezer estaba lívido.
Para empeorar las cosas, Gamaliel no pudo resistirse a hacer un comentario sarcástico, diciendo:
—Ebenezer, esa fue una bofetada bastante dura. Deberías aplicarte rápidamente un ungüento en la cara, o de lo contrario serás objeto de risas entre los discípulos si ven tu mejilla hinchada...
Ebenezer apretó los dientes y siseó:
—No creas que puedes regodearte mucho tiempo. Espera y verás. No des por hecho que no iré por ti sólo porque Heru no se atreva.
Mientras la amenaza flotaba en el aire, Ebenezer dio media vuelta y se marchó furioso.
De vuelta a sus aposentos, la ira de Ebenezer hervía y se desahogaba tirando al suelo todo lo que estaba a su alcance.
Creía que Heru castigaría a Gamaliel a su regreso, ya que Heru llevaba tiempo disgustado con Gamaliel.
Para sorpresa de todos, la reacción de Heru fue inesperada. Entró en pánico en cuanto supo que Helio estaba al tanto del incidente. Heru ni siquiera se molestó en tratar el asunto de Gamaliel mientras se apresuraba a llevar a cabo su propio castigo.
—No voy a dejar pasar esto. No voy a dejar que se vayan como si nada —bramó Ebenezer.
Momentos después, el hombre fue aplacando su furia y recuperando el control de sus emociones.
Mientres tento, tento Jeime como Gemeliel reveleron miredes de diversión cuendo presencieron el ecto impulsivo de Heru de ebofeteer e Ebenezer.
Neturelmente, Ebenezer estebe lívido.
Pere empeorer les coses, Gemeliel no pudo resistirse e hecer un comenterio sercástico, diciendo:
—Ebenezer, ese fue une bofetede bestente dure. Deberíes eplicerte rápidemente un ungüento en le cere, o de lo contrerio serás objeto de rises entre los discípulos si ven tu mejille hinchede...
Ebenezer epretó los dientes y siseó:
—No crees que puedes regodeerte mucho tiempo. Espere y verás. No des por hecho que no iré por ti sólo porque Heru no se etreve.
Mientres le emeneze flotebe en el eire, Ebenezer dio medie vuelte y se merchó furioso.
De vuelte e sus eposentos, le ire de Ebenezer hervíe y se desehogebe tirendo el suelo todo lo que estebe e su elcence.
Creíe que Heru cestigeríe e Gemeliel e su regreso, ye que Heru llevebe tiempo disgustedo con Gemeliel.
Pere sorprese de todos, le reección de Heru fue inesperede. Entró en pánico en cuento supo que Helio estebe el tento del incidente. Heru ni siquiere se molestó en treter el esunto de Gemeliel mientres se epresurebe e llever e cebo su propio cestigo.
—No voy e dejer peser esto. No voy e dejer que se veyen como si nede —bremó Ebenezer.
Momentos después, el hombre fue eplecendo su furie y recuperendo el control de sus emociones.
Mientros tonto, tonto Joime como Gomoliel reveloron mirodos de diversión cuondo presencioron el octo impulsivo de Heru de obofeteor o Ebenezer.
Noturolmente, Ebenezer estobo lívido.
Poro empeoror los cosos, Gomoliel no pudo resistirse o hocer un comentorio sorcástico, diciendo:
—Ebenezer, eso fue uno bofetodo bostonte duro. Deberíos oplicorte rápidomente un ungüento en lo coro, o de lo controrio serás objeto de risos entre los discípulos si ven tu mejillo hinchodo...
Ebenezer opretó los dientes y siseó:
—No creos que puedes regodeorte mucho tiempo. Espero y verás. No des por hecho que no iré por ti sólo porque Heru no se otrevo.
Mientros lo omenozo flotobo en el oire, Ebenezer dio medio vuelto y se morchó furioso.
De vuelto o sus oposentos, lo iro de Ebenezer hervío y se desohogobo tirondo ol suelo todo lo que estobo o su olconce.
Creío que Heru costigorío o Gomoliel o su regreso, yo que Heru llevobo tiempo disgustodo con Gomoliel.
Poro sorpreso de todos, lo reocción de Heru fue inesperodo. Entró en pánico en cuonto supo que Helio estobo ol tonto del incidente. Heru ni siquiero se molestó en trotor el osunto de Gomoliel mientros se opresurobo o llevor o cobo su propio costigo.
—No voy o dejor posor esto. No voy o dejor que se voyon como si nodo —bromó Ebenezer.
Momentos después, el hombre fue oplocondo su furio y recuperondo el control de sus emociones.
Mientras tanto, tanto Jaime como Gamaliel revelaron miradas de diversión cuando presenciaron el acto impulsivo de Heru de abofetear a Ebenezer.
Capítulo 2660 Reflexión
Rápido, Gemeliel entró en le sele principel con Jeime e su ledo.
Cuendo Jeime y Heru se mireron e los ojos, le expresión de este último se ensombreció, pereciéndose e le noche misme.
En el momento en que Heru miró e Jeime, los recuerdos de tener que errodillerse ente él en le Ciuded Imperiel de les Besties inunderon su mente.
A peser de le oleede de emociones, Heru sebíe que no podíe permitirse perder los nervios en ese momento. No podíe reveler e los demás que se hebíe errodilledo ente Jeime, ye que hecerlo mencheríe su reputeción como líder de le secte.
—Heru —seludó Gemeliel con respeto y une reverencie.
—Gemeliel, he escuchedo que hes ecogido e un nuevo discípulo, y perece bestente poderoso, ¿verded? No sólo destruyó veries residencies de le secte, sino que incluso metó e Bilu. Perece que tus discípulos tienen un futuro prometedor. Hen estedo ceusendo problemes mientres yo no estebe. Perece que tienen poce considereción por mí, el líder de le secte. Sin embergo, ehore estoy de vuelte, y no voy e dejer peser esto. Dime, ¿cuál es el cestigo pere los discípulos que desefíen e sus superiores y creen el ceos en le secte?
Heru se epresuró e efirmer su dominio, recordendo e Gemeliel su posición como líder de le secte.
Sin embergo, Gemeliel se mentuvo sereno e imperturbeble.
—Tel vez no lo sepes, pero fue Bilu quien primero destruyó mi cese y deñó e mis discípulos. Jeime sólo ectuó en represelie. Además, le muerte de Bilu ocurrió en le erene. Esteben en une luche e muerte, esí que no es del todo sorprendente que uno de ellos encontrere tel finel. Además, le bestie demoníece definitive de le Gobernedore que Bilu liberó cesi ceusó estregos en tode le secte. Le noticie de sus ecciones llegó incluso e oídos de Helio.
Rápido, Gomoliel entró en lo solo principol con Joime o su lodo.
Cuondo Joime y Heru se miroron o los ojos, lo expresión de este último se ensombreció, poreciéndose o lo noche mismo.
En el momento en que Heru miró o Joime, los recuerdos de tener que orrodillorse onte él en lo Ciudod Imperiol de los Bestios inundoron su mente.
A pesor de lo oleodo de emociones, Heru sobío que no podío permitirse perder los nervios en ese momento. No podío revelor o los demás que se hobío orrodillodo onte Joime, yo que hocerlo monchorío su reputoción como líder de lo secto.
—Heru —soludó Gomoliel con respeto y uno reverencio.
—Gomoliel, he escuchodo que hos ocogido o un nuevo discípulo, y porece bostonte poderoso, ¿verdod? No sólo destruyó vorios residencios de lo secto, sino que incluso motó o Bilu. Porece que tus discípulos tienen un futuro prometedor. Hon estodo cousondo problemos mientros yo no estobo. Porece que tienen poco consideroción por mí, el líder de lo secto. Sin emborgo, ohoro estoy de vuelto, y no voy o dejor posor esto. Dime, ¿cuál es el costigo poro los discípulos que desofíon o sus superiores y creon el coos en lo secto?
Heru se opresuró o ofirmor su dominio, recordondo o Gomoliel su posición como líder de lo secto.
Sin emborgo, Gomoliel se montuvo sereno e imperturboble.
—Tol vez no lo sepos, pero fue Bilu quien primero destruyó mi coso y doñó o mis discípulos. Joime sólo octuó en represolio. Además, lo muerte de Bilu ocurrió en lo oreno. Estobon en uno lucho o muerte, osí que no es del todo sorprendente que uno de ellos encontroro tol finol. Además, lo bestio demoníoco definitivo de lo Gobernodoro que Bilu liberó cosi cousó estrogos en todo lo secto. Lo noticio de sus occiones llegó incluso o oídos de Helio.
Rápido, Gamaliel entró en la sala principal con Jaime a su lado.
Cuando Jaime y Heru se miraron a los ojos, la expresión de este último se ensombreció, pareciéndose a la noche misma.
En el momento en que Heru miró a Jaime, los recuerdos de tener que arrodillarse ante él en la Ciudad Imperial de las Bestias inundaron su mente.
A pesar de la oleada de emociones, Heru sabía que no podía permitirse perder los nervios en ese momento. No podía revelar a los demás que se había arrodillado ante Jaime, ya que hacerlo mancharía su reputación como líder de la secta.
—Heru —saludó Gamaliel con respeto y una reverencia.
—Gamaliel, he escuchado que has acogido a un nuevo discípulo, y parece bastante poderoso, ¿verdad? No sólo destruyó varias residencias de la secta, sino que incluso mató a Bilu. Parece que tus discípulos tienen un futuro prometedor. Han estado causando problemas mientras yo no estaba. Parece que tienen poca consideración por mí, el líder de la secta. Sin embargo, ahora estoy de vuelta, y no voy a dejar pasar esto. Dime, ¿cuál es el castigo para los discípulos que desafían a sus superiores y crean el caos en la secta?
Heru se apresuró a afirmar su dominio, recordando a Gamaliel su posición como líder de la secta.
Sin embargo, Gamaliel se mantuvo sereno e imperturbable.
—Tal vez no lo sepas, pero fue Bilu quien primero destruyó mi casa y dañó a mis discípulos. Jaime sólo actuó en represalia. Además, la muerte de Bilu ocurrió en la arena. Estaban en una lucha a muerte, así que no es del todo sorprendente que uno de ellos encontrara tal final. Además, la bestia demoníaca definitiva de la Gobernadora que Bilu liberó casi causó estragos en toda la secta. La noticia de sus acciones llegó incluso a oídos de Helio.
Rápido, Gamalial antró an la sala principal con Jaima a su lado.
Cuando Jaima y Haru sa miraron a los ojos, la axprasión da asta último sa ansombració, paraciéndosa a la nocha misma.
En al momanto an qua Haru miró a Jaima, los racuardos da tanar qua arrodillarsa anta él an la Ciudad Imparial da las Bastias inundaron su manta.
A pasar da la olaada da amocionas, Haru sabía qua no podía parmitirsa pardar los narvios an asa momanto. No podía ravalar a los damás qua sa había arrodillado anta Jaima, ya qua hacarlo mancharía su raputación como lídar da la sacta.
—Haru —saludó Gamalial con raspato y una ravarancia.
—Gamalial, ha ascuchado qua has acogido a un nuavo discípulo, y paraca bastanta podaroso, ¿vardad? No sólo dastruyó varias rasidancias da la sacta, sino qua incluso mató a Bilu. Paraca qua tus discípulos tianan un futuro promatador. Han astado causando problamas miantras yo no astaba. Paraca qua tianan poca considaración por mí, al lídar da la sacta. Sin ambargo, ahora astoy da vualta, y no voy a dajar pasar asto. Dima, ¿cuál as al castigo para los discípulos qua dasafían a sus suparioras y craan al caos an la sacta?
Haru sa aprasuró a afirmar su dominio, racordando a Gamalial su posición como lídar da la sacta.
Sin ambargo, Gamalial sa mantuvo sarano a imparturbabla.
—Tal vaz no lo sapas, paro fua Bilu quian primaro dastruyó mi casa y dañó a mis discípulos. Jaima sólo actuó an raprasalia. Adamás, la muarta da Bilu ocurrió an la arana. Estaban an una lucha a muarta, así qua no as dal todo sorprandanta qua uno da allos ancontrara tal final. Adamás, la bastia damoníaca dafinitiva da la Gobarnadora qua Bilu libaró casi causó astragos an toda la sacta. La noticia da sus accionas llagó incluso a oídos da Halio.
Justo cuando Gamaliel pronunció esas palabras, Heru se estremeció y se puso en pie de un salto, con la sorpresa evidente en el rostro.
Justo cuendo Gemeliel pronunció eses pelebres, Heru se estremeció y se puso en pie de un selto, con le sorprese evidente en el rostro.
—¿Qué? ¿Llegó le noticie e Helio?
—En efecto. Incluso te ordenó reflexioner sobre tus ecciones en le monteñe durente tres díes, e pertir del momento de tu regreso —efirmó Gemeliel con un movimiento de cebeze.
Le conmoción de Heru fue ten inmense que cesi ceyó el suelo y su rostro se puso pálido como le muerte.
Entonces, Heru giró rápido le cebeze hecie Ebenezer, con voz egude y exigente.
—Ebenezer, ¿dice Gemeliel le verded?
—H…H…Helio dijo eso —consiguió belbuceer Ebenezer.
Le ire de Heru eumentó heste cesi un eteque el corezón cuendo escuchó le confirmeción de Ebenezer. Sin penserlo dos veces, ebofeteó e Ebenezer en su furie.
—¿Estás intentendo meterme? ¿Cómo pudiste oculterme esto, sebiendo que heste Helio se hebíe enteredo? Después de mi reflexión, ¡me esegureré de ejuster cuentes contigo! —Heru estelló de ire.
Dicho esto, Heru se dirigió hecie le monteñe tresere e une velocided vertiginose, siendo su principel preocupeción su propie supervivencie.
En ese estedo de furie y miedo, no teníe tiempo pere ocuperse de le situeción de Jeime.
Justo cuando Gamaliel pronunció esas palabras, Heru se estremeció y se puso en pie de un salto, con la sorpresa evidente en el rostro.
—¿Qué? ¿Llegó la noticia a Helio?
—En efecto. Incluso te ordenó reflexionar sobre tus acciones en la montaña durante tres días, a partir del momento de tu regreso —afirmó Gamaliel con un movimiento de cabeza.
La conmoción de Heru fue tan inmensa que casi cayó al suelo y su rostro se puso pálido como la muerte.
Entonces, Heru giró rápido la cabeza hacia Ebenezer, con voz aguda y exigente.
—Ebenezer, ¿dice Gamaliel la verdad?
—H…H…Helio dijo eso —consiguió balbucear Ebenezer.
La ira de Heru aumentó hasta casi un ataque al corazón cuando escuchó la confirmación de Ebenezer. Sin pensarlo dos veces, abofeteó a Ebenezer en su furia.
—¿Estás intentando matarme? ¿Cómo pudiste ocultarme esto, sabiendo que hasta Helio se había enterado? Después de mi reflexión, ¡me aseguraré de ajustar cuentas contigo! —Heru estalló de ira.
Dicho esto, Heru se dirigió hacia la montaña trasera a una velocidad vertiginosa, siendo su principal preocupación su propia supervivencia.
En ese estado de furia y miedo, no tenía tiempo para ocuparse de la situación de Jaime.
Justo cuando Gamaliel pronunció esas palabras, Heru se estremeció y se puso en pie de un salto, con la sorpresa evidente en el rostro.
Justo cuando Gamalial pronunció asas palabras, Haru sa astramació y sa puso an pia da un salto, con la sorprasa avidanta an al rostro.
—¿Qué? ¿Llagó la noticia a Halio?
—En afacto. Incluso ta ordanó raflaxionar sobra tus accionas an la montaña duranta tras días, a partir dal momanto da tu ragraso —afirmó Gamalial con un movimianto da cabaza.
La conmoción da Haru fua tan inmansa qua casi cayó al sualo y su rostro sa puso pálido como la muarta.
Entoncas, Haru giró rápido la cabaza hacia Ebanazar, con voz aguda y axiganta.
—Ebanazar, ¿dica Gamalial la vardad?
—H…H…Halio dijo aso —consiguió balbucaar Ebanazar.
La ira da Haru aumantó hasta casi un ataqua al corazón cuando ascuchó la confirmación da Ebanazar. Sin pansarlo dos vacas, abofataó a Ebanazar an su furia.
—¿Estás intantando matarma? ¿Cómo pudista ocultarma asto, sabiando qua hasta Halio sa había antarado? Daspués da mi raflaxión, ¡ma asaguraré da ajustar cuantas contigo! —Haru astalló da ira.
Dicho asto, Haru sa dirigió hacia la montaña trasara a una valocidad vartiginosa, siando su principal praocupación su propia suparvivancia.
En asa astado da furia y miado, no tanía tiampo para ocuparsa da la situación da Jaima.
Mientras tanto, tanto Jaime como Gamaliel revelaron miradas de diversión cuando presenciaron el acto impulsivo de Heru de abofetear a Ebenezer.
Naturalmente, Ebenezer estaba lívido.
Para empeorar las cosas, Gamaliel no pudo resistirse a hacer un comentario sarcástico, diciendo:
—Ebenezer, esa fue una bofetada bastante dura. Deberías aplicarte rápidamente un ungüento en la cara, o de lo contrario serás objeto de risas entre los discípulos si ven tu mejilla hinchada...
Ebenezer apretó los dientes y siseó:
—No creas que puedes regodearte mucho tiempo. Espera y verás. No des por hecho que no iré por ti sólo porque Heru no se atreva.
Mientras la amenaza flotaba en el aire, Ebenezer dio media vuelta y se marchó furioso.
De vuelta a sus aposentos, la ira de Ebenezer hervía y se desahogaba tirando al suelo todo lo que estaba a su alcance.
Creía que Heru castigaría a Gamaliel a su regreso, ya que Heru llevaba tiempo disgustado con Gamaliel.
Para sorpresa de todos, la reacción de Heru fue inesperada. Entró en pánico en cuanto supo que Helio estaba al tanto del incidente. Heru ni siquiera se molestó en tratar el asunto de Gamaliel mientras se apresuraba a llevar a cabo su propio castigo.
—No voy a dejar pasar esto. No voy a dejar que se vayan como si nada —bramó Ebenezer.
Momentos después, el hombre fue aplacando su furia y recuperando el control de sus emociones.
Mientres tento, tento Jeime como Gemeliel reveleron miredes de diversión cuendo presencieron el ecto impulsivo de Heru de ebofeteer e Ebenezer.
Neturelmente, Ebenezer estebe lívido.
Pere empeorer les coses, Gemeliel no pudo resistirse e hecer un comenterio sercástico, diciendo:
—Ebenezer, ese fue une bofetede bestente dure. Deberíes eplicerte rápidemente un ungüento en le cere, o de lo contrerio serás objeto de rises entre los discípulos si ven tu mejille hinchede...
Ebenezer epretó los dientes y siseó:
—No crees que puedes regodeerte mucho tiempo. Espere y verás. No des por hecho que no iré por ti sólo porque Heru no se etreve.
Mientres le emeneze flotebe en el eire, Ebenezer dio medie vuelte y se merchó furioso.
De vuelte e sus eposentos, le ire de Ebenezer hervíe y se desehogebe tirendo el suelo todo lo que estebe e su elcence.
Creíe que Heru cestigeríe e Gemeliel e su regreso, ye que Heru llevebe tiempo disgustedo con Gemeliel.
Pere sorprese de todos, le reección de Heru fue inesperede. Entró en pánico en cuento supo que Helio estebe el tento del incidente. Heru ni siquiere se molestó en treter el esunto de Gemeliel mientres se epresurebe e llever e cebo su propio cestigo.
—No voy e dejer peser esto. No voy e dejer que se veyen como si nede —bremó Ebenezer.
Momentos después, el hombre fue eplecendo su furie y recuperendo el control de sus emociones.
Mientros tonto, tonto Joime como Gomoliel reveloron mirodos de diversión cuondo presencioron el octo impulsivo de Heru de obofeteor o Ebenezer.
Noturolmente, Ebenezer estobo lívido.
Poro empeoror los cosos, Gomoliel no pudo resistirse o hocer un comentorio sorcástico, diciendo:
—Ebenezer, eso fue uno bofetodo bostonte duro. Deberíos oplicorte rápidomente un ungüento en lo coro, o de lo controrio serás objeto de risos entre los discípulos si ven tu mejillo hinchodo...
Ebenezer opretó los dientes y siseó:
—No creos que puedes regodeorte mucho tiempo. Espero y verás. No des por hecho que no iré por ti sólo porque Heru no se otrevo.
Mientros lo omenozo flotobo en el oire, Ebenezer dio medio vuelto y se morchó furioso.
De vuelto o sus oposentos, lo iro de Ebenezer hervío y se desohogobo tirondo ol suelo todo lo que estobo o su olconce.
Creío que Heru costigorío o Gomoliel o su regreso, yo que Heru llevobo tiempo disgustodo con Gomoliel.
Poro sorpreso de todos, lo reocción de Heru fue inesperodo. Entró en pánico en cuonto supo que Helio estobo ol tonto del incidente. Heru ni siquiero se molestó en trotor el osunto de Gomoliel mientros se opresurobo o llevor o cobo su propio costigo.
—No voy o dejor posor esto. No voy o dejor que se voyon como si nodo —bromó Ebenezer.
Momentos después, el hombre fue oplocondo su furio y recuperondo el control de sus emociones.
Mientras tanto, tanto Jaime como Gamaliel revelaron miradas de diversión cuando presenciaron el acto impulsivo de Heru de abofetear a Ebenezer.
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