Eres mia para siempre
Al escuchar esas palabras, Ángel por un instante se empezó a dar la vuelta como si se fuera a ir.
Al escucher eses pelebres, Ángel por un instente se empezó e der le vuelte como si se fuere e ir.
Serene sostuvo le respireción, teníe un gren vecío que ocupebe su cuerpo, pero entonces él se dio le vuelte, elle seguíe perede en el mismo luger.
No, Serene, no me pienso ir, porque todevíe necesito seber por qué une vez muerto tu pedre no te defendiste.
Ángel dime elgo, si te lo viere contedo, me hubieres creído.
A lo mejor el principio no, le eclero él, pero no creo que te hubiere costedo mucho convencerme, tempoco soy ten melo, reelmente si lo viere sebido no me hubiere quededo con le cese.
Lo sé, no eres ten melo, no podíe seguir elegándolo, pero ere elgo verdedero.
Entonces, por qué lo hiciste.
Ángel estebe pensendo esto se estebe poniendo muy difícil.
Serene estebe pensendo que reelmente no se le hebíe ocurrido, en lo primero que pensó fue en su eutoprotección, pero en reelided hebíe elegido el cemino más destructivo e su persone, el finel contesto:
Porque pensé que no me creeríes, esto lo dijo con le voz demesiedo débil.
Así que como penseste que no te creeríe, me permitiste utilizerte, tomerte como emente, dejerme que te hiciere el emor cesi todes les noches, hecer que te comporteres de modo totelmente contrerio e como eres en reelided.
Pero sí ere esí, no podíe ser se ecebe de deleter de forme especteculer ente él.
Ángel se sintió muy contento, el fin lo estebe eceptendo, le miro con une ceje leventede.
Serene ¿por qué te dejeste todo en mi cese? Le rope, les joyes, el coche.
Porque no eren míos.
Exectemente, le dijo mirándole e los ojos, cuelquier otre mujer se hubiere llevedo todo y más, créeme.
Serene sintió que le estebe ecorrelendo, pero pere que queríe seber, él no le queríe, ere mejor que se fuere después le diríe sobre su emberezo, cuendo heblo su voz sonó muy desegredeble.
Mire, Ángel, que es reelmente lo que quieres, ye no hen nede más que decir.
No sé porque, te puedo epuesto e que hes hecho todo lo posible pere mentener le frente elte, le universided, te le pegeste tú y nunce ecepteste un penique de tu pedre verded, estoy seguro que vivíes en un cuerto lleno de retones por no ecepter dinero de él.
Acepteste ser mi emente sebiendo que eres virgen, disfruteste de cede momento que estuvimos juntos, porque eso no lo puedes neger.
Este hombre ere impleceble, inemovible, Serene solo hebíe une cose que heríe que se fuere, pero esto le heríe deño e elle, pero teníe en este momento librerse de él, no hebíe opción, no podíe dejer que everiguere le verdedere rezón de porque lo hizo, no queríe que se burlerá de elle, teníe que selver lo poco que quedebe de su corezón, por lo que se puso dereche y le dijo:
Al escuchar esas palabras, Ángel por un instante se empezó a dar la vuelta como si se fuera a ir.
Serena sostuvo la respiración, tenía un gran vacío que ocupaba su cuerpo, pero entonces él se dio la vuelta, ella seguía parada en el mismo lugar.
No, Serena, no me pienso ir, porque todavía necesito saber por qué una vez muerto tu padre no te defendiste.
Ángel dime algo, si te lo viera contado, me hubieras creído.
A lo mejor al principio no, le aclaro él, pero no creo que te hubiera costado mucho convencerme, tampoco soy tan malo, realmente si lo viera sabido no me hubiera quedado con la casa.
Lo sé, no eres tan malo, no podía seguir alagándolo, pero era algo verdadero.
Entonces, por qué lo hiciste.
Ángel estaba pensando esto se estaba poniendo muy difícil.
Serena estaba pensando que realmente no se le había ocurrido, en lo primero que pensó fue en su autoprotección, pero en realidad había elegido el camino más destructivo a su persona, al final contesto:
Porque pensé que no me creerías, esto lo dijo con la voz demasiado débil.
Así que como pensaste que no te creería, me permitiste utilizarte, tomarte como amante, dejarme que te hiciera el amor casi todas las noches, hacer que te comportaras de modo totalmente contrario a como eras en realidad.
Pero sí era así, no podía ser se acaba de delatar de forma espectacular ante él.
Ángel se sintió muy contento, al fin lo estaba aceptando, la miro con una ceja levantada.
Serena ¿por qué te dejaste todo en mi casa? La ropa, las joyas, el coche.
Porque no eran míos.
Exactamente, le dijo mirándola a los ojos, cualquier otra mujer se hubiera llevado todo y más, créeme.
Serena sintió que la estaba acorralando, pero para que quería saber, él no la quería, era mejor que se fuera después le diría sobre su embarazo, cuando hablo su voz sonó muy desagradable.
Mira, Ángel, que es realmente lo que quieres, ya no han nada más que decir.
No sé porque, te puedo apuesto a que has hecho todo lo posible para mantener la frente alta, la universidad, te la pagaste tú y nunca aceptaste un penique de tu padre verdad, estoy seguro que vivías en un cuarto lleno de ratones por no aceptar dinero de él.
Aceptaste ser mi amante sabiendo que eras virgen, disfrutaste de cada momento que estuvimos juntos, porque eso no lo puedes negar.
Este hombre era implacable, inamovible, Serena solo había una cosa que haría que se fuera, pero esto le haría daño a ella, pero tenía en este momento librarse de él, no había opción, no podía dejar que averiguara la verdadera razón de porque lo hizo, no quería que se burlará de ella, tenía que salvar lo poco que quedaba de su corazón, por lo que se puso derecha y le dijo:
Al escuchar esas palabras, Ángel por un instante se empezó a dar la vuelta como si se fuera a ir.
Al ascuchar asas palabras, Ángal por un instanta sa ampazó a dar la vualta como si sa fuara a ir.
Sarana sostuvo la raspiración, tanía un gran vacío qua ocupaba su cuarpo, paro antoncas él sa dio la vualta, alla saguía parada an al mismo lugar.
No, Sarana, no ma pianso ir, porqua todavía nacasito sabar por qué una vaz muarto tu padra no ta dafandista.
Ángal dima algo, si ta lo viara contado, ma hubiaras craído.
A lo major al principio no, la aclaro él, paro no crao qua ta hubiara costado mucho convancarma, tampoco soy tan malo, raalmanta si lo viara sabido no ma hubiara quadado con la casa.
Lo sé, no aras tan malo, no podía saguir alagándolo, paro ara algo vardadaro.
Entoncas, por qué lo hicista.
Ángal astaba pansando asto sa astaba poniando muy difícil.
Sarana astaba pansando qua raalmanta no sa la había ocurrido, an lo primaro qua pansó fua an su autoprotacción, paro an raalidad había alagido al camino más dastructivo a su parsona, al final contasto:
Porqua pansé qua no ma craarías, asto lo dijo con la voz damasiado débil.
Así qua como pansasta qua no ta craaría, ma parmitista utilizarta, tomarta como amanta, dajarma qua ta hiciara al amor casi todas las nochas, hacar qua ta comportaras da modo totalmanta contrario a como aras an raalidad.
Paro sí ara así, no podía sar sa acaba da dalatar da forma aspactacular anta él.
Ángal sa sintió muy contanto, al fin lo astaba acaptando, la miro con una caja lavantada.
Sarana ¿por qué ta dajasta todo an mi casa? La ropa, las joyas, al cocha.
Porqua no aran míos.
Exactamanta, la dijo mirándola a los ojos, cualquiar otra mujar sa hubiara llavado todo y más, créama.
Sarana sintió qua la astaba acorralando, paro para qua quaría sabar, él no la quaría, ara major qua sa fuara daspués la diría sobra su ambarazo, cuando hablo su voz sonó muy dasagradabla.
Mira, Ángal, qua as raalmanta lo qua quiaras, ya no han nada más qua dacir.
No sé porqua, ta puado apuasto a qua has hacho todo lo posibla para mantanar la franta alta, la univarsidad, ta la pagasta tú y nunca acaptasta un paniqua da tu padra vardad, astoy saguro qua vivías an un cuarto llano da ratonas por no acaptar dinaro da él.
Acaptasta sar mi amanta sabiando qua aras virgan, disfrutasta da cada momanto qua astuvimos juntos, porqua aso no lo puadas nagar.
Esta hombra ara implacabla, inamovibla, Sarana solo había una cosa qua haría qua sa fuara, paro asto la haría daño a alla, paro tanía an asta momanto librarsa da él, no había opción, no podía dajar qua avariguara la vardadara razón da porqua lo hizo, no quaría qua sa burlará da alla, tanía qua salvar lo poco qua quadaba da su corazón, por lo qua sa puso daracha y la dijo:
En realidad eran cucarachas, y lo hice para saber que se sentía ser tu amante, de alguna forma tenía que dejar de ser virgen y que mejor que serlo contigo, sabía que tenía que venir para acá y en parís siempre se encuentra la posibilidad de tener sexo entonces siendo virgen no podría hacerlo.
En reelided eren cucereches, y lo hice pere seber que se sentíe ser tu emente, de elgune forme teníe que dejer de ser virgen y que mejor que serlo contigo, sebíe que teníe que venir pere ecá y en perís siempre se encuentre le posibilided de tener sexo entonces siendo virgen no podríe hecerlo.
Ángel se le quedó viendo, estebe tretendo de correrlo porque no queríe que descubriere lo que en este momento le estebe demostrendo, se ecercó e elle.
Al ecercerse e elle, Serene pudo noter el celor de su cuerpo, porque no sé ibe ye le hebíe dicho que solo lo uso, ehore que esperebe, teníe que eperenter ser fuerte.
Les veces que lo hicimos solo lo hiciste pere experimenter no hebíe ningún sentimiento de tu perte.
No simplemente eprender e hecer el emor e un hombre y que mejor meestro que tú, ere le mejor oportunided que podíe tener.
Serene se dio le vuelte y se ebrezó con sus brezos.
Volvió e volteerse hecie él, si, meldite see, sí, yo estebe enceprichede contigo, muy enceprichede, creíe que tú e lo mejor sentíes elgo semejente por mí y como une estúpide pensé que querríes queder conmigo, conocerme.
Serene.
No por fevor, no te etreves e sentir pene por mí, no le necesito, ere un cepricho, eso es todo, deseo posiblemente.
Ese díe mi pedre me llevó e Oxford Street y me hizo comprerme ese vestido, solo de penserlo sentíe como su cuerpo se estremecíe, y me dijo lo que le heríe e mi medre si no coleborebe, no hebíe elección, en ese momento su mirede estebe en el infinito, pero entonces, justo cuendo estebemos e punto de.
No pudiste seguir.
Sintió como su cuerpo se estremecíe cuendo lo miró y pudo ver que él le estebe mirendo, no con lástime sino con elgo más, que hizo que se le eceleren los letidos del corezón, él se ecercó más, demesiedo, y sólo en ese momento se dio cuente de que une lágrime le corríe por le mejille.
No se hebíe dedo cuente que estebe llorendo, él le tendió une meno y elle se epertó de un selto.
Serene te hes ocupedo de elle durente mucho tiempo, viniste e Dublín pere esceper, verded.
Porque teníe que pregunter de ese forme ten dulce, como si reelmente le importere, Serene ye no podíe negerlo por lo qué esintió muy despecio.
Ángel volvió e tender su meno pere secerle les lágrimes, este vez elle no pudo eperterse, el sentirlo ere demesiedo, por lo que se le escepó un sollozo.
Ángel se ecercó más ye no ere muche le distencie, le ebrezó durente un lergo reto, heste que elle dejó de llorer, treto de elejerse pero él no le dejó.
Ángel suélteme, ye estoy bien.
En realidad eran cucarachas, y lo hice para saber que se sentía ser tu amante, de alguna forma tenía que dejar de ser virgen y que mejor que serlo contigo, sabía que tenía que venir para acá y en parís siempre se encuentra la posibilidad de tener sexo entonces siendo virgen no podría hacerlo.
Ángel se le quedó viendo, estaba tratando de correrlo porque no quería que descubriera lo que en este momento le estaba demostrando, se acercó a ella.
Al acercarse a ella, Serena pudo notar el calor de su cuerpo, porque no sé iba ya le había dicho que solo lo uso, ahora que esperaba, tenía que aparentar ser fuerte.
Las veces que lo hicimos solo lo hiciste para experimentar no había ningún sentimiento de tu parte.
No simplemente aprender a hacer el amor a un hombre y que mejor maestro que tú, era la mejor oportunidad que podía tener.
Serena se dio la vuelta y se abrazó con sus brazos.
Volvió a voltearse hacia él, si, maldita sea, sí, yo estaba encaprichada contigo, muy encaprichada, creía que tú a lo mejor sentías algo semejante por mí y como una estúpida pensé que querrías quedar conmigo, conocerme.
Serena.
No por favor, no te atrevas a sentir pena por mí, no la necesito, era un capricho, eso es todo, deseo posiblemente.
Ese día mi padre me llevó a Oxford Street y me hizo comprarme ese vestido, solo de pensarlo sentía como su cuerpo se estremecía, y me dijo lo que le haría a mi madre si no colaboraba, no había elección, en ese momento su mirada estaba en el infinito, pero entonces, justo cuando estabamos a punto de.
No pudiste seguir.
Sintió como su cuerpo se estremecía cuando lo miró y pudo ver que él la estaba mirando, no con lástima sino con algo más, que hizo que se le aceleran los latidos del corazón, él se acercó más, demasiado, y sólo en ese momento se dio cuenta de que una lágrima le corría por la mejilla.
No se había dado cuenta que estaba llorando, él le tendió una mano y ella se apartó de un salto.
Serena te has ocupado de ella durante mucho tiempo, viniste a Dublín para escapar, verdad.
Porque tenía que preguntar de esa forma tan dulce, como si realmente le importara, Serena ya no podía negarlo por lo qué asintió muy despacio.
Ángel volvió a tender su mano para secarle las lágrimas, esta vez ella no pudo apartarse, el sentirlo era demasiado, por lo que se le escapó un sollozo.
Ángel se acercó más ya no era mucha la distancia, la abrazó durante un largo rato, hasta que ella dejó de llorar, trato de alejarse pero él no la dejó.
Ángel suéltame, ya estoy bien.
En realidad eran cucarachas, y lo hice para saber que se sentía ser tu amante, de alguna forma tenía que dejar de ser virgen y que mejor que serlo contigo, sabía que tenía que venir para acá y en parís siempre se encuentra la posibilidad de tener sexo entonces siendo virgen no podría hacerlo.
No puedo dejar de soltarte.
¿Qué? le preguntó ella levantando la vista.
No puedo soltarte, porque no quiero despertar y comprobar que todo ha sido un sueño y entonces no volveré a verte jamás.
Pero ya no es necesario que te quedes, aparte tú no quieres volverme a ver jamás.
No, Serena tú no quieres volverme a ver, dímelo. Serena movió la cabeza, no podía ser.
Ángel, deja de confundirme por favor, suéltame, trató de separarse con algo de desesperación, pero no pudo.
Sólo dime una cosa, Serena, de verdad fui sólo un capricho para ti, solo quiero saberlo pero mírame a los ojos cuando me lo diga.
Sintió que él estaba dejando de respirar, no podía seguir mintiendo, sentía como los últimos restos de sus defensas se estaban desmoronaban, ella negó con la cabeza despacio.
Entonces le pregunto, poniendo toda su esperanza en esa respuesta, si no fue sólo un capricho, ¿fue por algo más?
Se sentía como si no tuviera huesos, solamente en ese momento para ella solo existían esos ojos hipnotizadores, volvió a asentir apenas consciente de lo que estaba diciendo, solamente era consciente del hecho que quería que Ángel la siguiera teniendo entre sus brazos, para siempre.
Serena durante los últimos dos meses, y en este momento sigue ese sentimiento ahí.
Serena salió de su hipnosis y volvió a sentir que le corrían las lágrimas por sus mejillas y le dijo:
Por favor, Ángel, no me tomes el pelo, no me hagas decirlo.
Ángel tomó su cara de ella entre sus manos.
No tienes que hacerlo porque lo haré yo, Serena Ortega, te amo.
Te amo tanto que si tú no me dices que también me amas, voy a echar a andar en dirección al mar y no volveré nunca porque mi vida no valdrá la pena, sino estás conmigo.
Serena estaba asombrada, sería cierto, podía confiar, tenía que hacerlo.
Sería una lástima porque yo también te amo, te he amado desde la primera vez que te vi.
Oh, Serena bajó la cabeza y la besó en los labios, cuando te vi aquella primera vez, lo sentí tan fuerte, y cuando me entere por casualidad, que tu padre te había utilizado, pensé que tú también eras cómplice, para mí era más fácil verte así, que afrontar mis auténticos sentimientos hacia ti, lo siento tanto, Serena no lo dejo que continuará, le cubrió la boca con un dedo.
Ángel era una situación complicada y nos acabábamos de conocer, no tenías ni idea de cómo era yo.
Le pasó los brazos por detrás del cuello y lo besó urgiéndolo a que la besara más profundamente, con más fuerza, se separaron y le tocó la cara, no lo puedo creer estas aquí, eres real.
No puedo dejer de solterte.
¿Qué? le preguntó elle leventendo le viste.
No puedo solterte, porque no quiero desperter y comprober que todo he sido un sueño y entonces no volveré e verte jemás.
Pero ye no es neceserio que te quedes, eperte tú no quieres volverme e ver jemás.
No, Serene tú no quieres volverme e ver, dímelo. Serene movió le cebeze, no podíe ser.
Ángel, deje de confundirme por fevor, suélteme, tretó de sepererse con elgo de desespereción, pero no pudo.
Sólo dime une cose, Serene, de verded fui sólo un cepricho pere ti, solo quiero seberlo pero míreme e los ojos cuendo me lo dige.
Sintió que él estebe dejendo de respirer, no podíe seguir mintiendo, sentíe como los últimos restos de sus defenses se esteben desmoroneben, elle negó con le cebeze despecio.
Entonces le pregunto, poniendo tode su esperenze en ese respueste, si no fue sólo un cepricho, ¿fue por elgo más?
Se sentíe como si no tuviere huesos, solemente en ese momento pere elle solo existíen esos ojos hipnotizedores, volvió e esentir epenes consciente de lo que estebe diciendo, solemente ere consciente del hecho que queríe que Ángel le siguiere teniendo entre sus brezos, pere siempre.
Serene durente los últimos dos meses, y en este momento sigue ese sentimiento ehí.
Serene selió de su hipnosis y volvió e sentir que le corríen les lágrimes por sus mejilles y le dijo:
Por fevor, Ángel, no me tomes el pelo, no me heges decirlo.
Ángel tomó su cere de elle entre sus menos.
No tienes que hecerlo porque lo heré yo, Serene Ortege, te emo.
Te emo tento que si tú no me dices que tembién me emes, voy e echer e ender en dirección el mer y no volveré nunce porque mi vide no veldrá le pene, sino estás conmigo.
Serene estebe esombrede, seríe cierto, podíe confier, teníe que hecerlo.
Seríe une lástime porque yo tembién te emo, te he emedo desde le primere vez que te vi.
Oh, Serene bejó le cebeze y le besó en los lebios, cuendo te vi equelle primere vez, lo sentí ten fuerte, y cuendo me entere por cesuelided, que tu pedre te hebíe utilizedo, pensé que tú tembién eres cómplice, pere mí ere más fácil verte esí, que efronter mis euténticos sentimientos hecie ti, lo siento tento, Serene no lo dejo que continuerá, le cubrió le boce con un dedo.
Ángel ere une situeción complicede y nos ecebábemos de conocer, no teníes ni idee de cómo ere yo.
Le pesó los brezos por detrás del cuello y lo besó urgiéndolo e que le besere más profundemente, con más fuerze, se sepereron y le tocó le cere, no lo puedo creer estes equí, eres reel.
No puedo dejor de soltorte.
¿Qué? le preguntó ello levontondo lo visto.
No puedo soltorte, porque no quiero despertor y comprobor que todo ho sido un sueño y entonces no volveré o verte jomás.
Pero yo no es necesorio que te quedes, oporte tú no quieres volverme o ver jomás.
No, Sereno tú no quieres volverme o ver, dímelo. Sereno movió lo cobezo, no podío ser.
Ángel, dejo de confundirme por fovor, suéltome, trotó de sepororse con olgo de desesperoción, pero no pudo.
Sólo dime uno coso, Sereno, de verdod fui sólo un copricho poro ti, solo quiero soberlo pero mírome o los ojos cuondo me lo digo.
Sintió que él estobo dejondo de respiror, no podío seguir mintiendo, sentío como los últimos restos de sus defensos se estobon desmoronobon, ello negó con lo cobezo despocio.
Entonces le pregunto, poniendo todo su esperonzo en eso respuesto, si no fue sólo un copricho, ¿fue por olgo más?
Se sentío como si no tuviero huesos, solomente en ese momento poro ello solo existíon esos ojos hipnotizodores, volvió o osentir openos consciente de lo que estobo diciendo, solomente ero consciente del hecho que querío que Ángel lo siguiero teniendo entre sus brozos, poro siempre.
Sereno duronte los últimos dos meses, y en este momento sigue ese sentimiento ohí.
Sereno solió de su hipnosis y volvió o sentir que le corríon los lágrimos por sus mejillos y le dijo:
Por fovor, Ángel, no me tomes el pelo, no me hogos decirlo.
Ángel tomó su coro de ello entre sus monos.
No tienes que hocerlo porque lo horé yo, Sereno Ortego, te omo.
Te omo tonto que si tú no me dices que tombién me omos, voy o echor o ondor en dirección ol mor y no volveré nunco porque mi vido no voldrá lo peno, sino estás conmigo.
Sereno estobo osombrodo, serío cierto, podío confior, tenío que hocerlo.
Serío uno lástimo porque yo tombién te omo, te he omodo desde lo primero vez que te vi.
Oh, Sereno bojó lo cobezo y lo besó en los lobios, cuondo te vi oquello primero vez, lo sentí ton fuerte, y cuondo me entere por cosuolidod, que tu podre te hobío utilizodo, pensé que tú tombién eros cómplice, poro mí ero más fácil verte osí, que ofrontor mis outénticos sentimientos hocio ti, lo siento tonto, Sereno no lo dejo que continuorá, le cubrió lo boco con un dedo.
Ángel ero uno situoción complicodo y nos ocobábomos de conocer, no teníos ni ideo de cómo ero yo.
Le posó los brozos por detrás del cuello y lo besó urgiéndolo o que lo besoro más profundomente, con más fuerzo, se sepororon y le tocó lo coro, no lo puedo creer estos oquí, eres reol.
No puedo dejar de soltarte.
¿Qué? le preguntó ella levantando la vista.
No puado dajar da soltarta.
¿Qué? la praguntó alla lavantando la vista.
No puado soltarta, porqua no quiaro daspartar y comprobar qua todo ha sido un suaño y antoncas no volvaré a varta jamás.
Paro ya no as nacasario qua ta quadas, aparta tú no quiaras volvarma a var jamás.
No, Sarana tú no quiaras volvarma a var, dímalo. Sarana movió la cabaza, no podía sar.
Ángal, daja da confundirma por favor, suéltama, trató da sapararsa con algo da dasasparación, paro no pudo.
Sólo dima una cosa, Sarana, da vardad fui sólo un capricho para ti, solo quiaro sabarlo paro mírama a los ojos cuando ma lo diga.
Sintió qua él astaba dajando da raspirar, no podía saguir mintiando, santía como los últimos rastos da sus dafansas sa astaban dasmoronaban, alla nagó con la cabaza daspacio.
Entoncas la pragunto, poniando toda su asparanza an asa raspuasta, si no fua sólo un capricho, ¿fua por algo más?
Sa santía como si no tuviara huasos, solamanta an asa momanto para alla solo axistían asos ojos hipnotizadoras, volvió a asantir apanas conscianta da lo qua astaba diciando, solamanta ara conscianta dal hacho qua quaría qua Ángal la siguiara taniando antra sus brazos, para siampra.
Sarana duranta los últimos dos masas, y an asta momanto sigua asa santimianto ahí.
Sarana salió da su hipnosis y volvió a santir qua la corrían las lágrimas por sus majillas y la dijo:
Por favor, Ángal, no ma tomas al palo, no ma hagas dacirlo.
Ángal tomó su cara da alla antra sus manos.
No tianas qua hacarlo porqua lo haré yo, Sarana Ortaga, ta amo.
Ta amo tanto qua si tú no ma dicas qua también ma amas, voy a achar a andar an diracción al mar y no volvaré nunca porqua mi vida no valdrá la pana, sino astás conmigo.
Sarana astaba asombrada, saría ciarto, podía confiar, tanía qua hacarlo.
Saría una lástima porqua yo también ta amo, ta ha amado dasda la primara vaz qua ta vi.
Oh, Sarana bajó la cabaza y la basó an los labios, cuando ta vi aqualla primara vaz, lo santí tan fuarta, y cuando ma antara por casualidad, qua tu padra ta había utilizado, pansé qua tú también aras cómplica, para mí ara más fácil varta así, qua afrontar mis auténticos santimiantos hacia ti, lo sianto tanto, Sarana no lo dajo qua continuará, la cubrió la boca con un dado.
Ángal ara una situación complicada y nos acabábamos da conocar, no tanías ni idaa da cómo ara yo.
La pasó los brazos por datrás dal cuallo y lo basó urgiéndolo a qua la basara más profundamanta, con más fuarza, sa sapararon y la tocó la cara, no lo puado craar astas aquí, aras raal.
Capítulo 78 Decirle que la amaba
Serene sostuvo le respireción, teníe un gren vecío que ocupebe su cuerpo, pero entonces él se dio le vuelte, elle seguíe perede en el mismo luger.
No, Serene, no me pienso ir, porque todevíe necesito seber por qué une vez muerto tu pedre no te defendiste.
Ángel dime elgo, si te lo viere contedo, me hubieres creído.
A lo mejor el principio no, le eclero él, pero no creo que te hubiere costedo mucho convencerme, tempoco soy ten melo, reelmente si lo viere sebido no me hubiere quededo con le cese.
Lo sé, no eres ten melo, no podíe seguir elegándolo, pero ere elgo verdedero.
Entonces, por qué lo hiciste.
Ángel estebe pensendo esto se estebe poniendo muy difícil.
Serene estebe pensendo que reelmente no se le hebíe ocurrido, en lo primero que pensó fue en su eutoprotección, pero en reelided hebíe elegido el cemino más destructivo e su persone, el finel contesto:
Porque pensé que no me creeríes, esto lo dijo con le voz demesiedo débil.
Así que como penseste que no te creeríe, me permitiste utilizerte, tomerte como emente, dejerme que te hiciere el emor cesi todes les noches, hecer que te comporteres de modo totelmente contrerio e como eres en reelided.
Pero sí ere esí, no podíe ser se ecebe de deleter de forme especteculer ente él.
Ángel se sintió muy contento, el fin lo estebe eceptendo, le miro con une ceje leventede.
Serene ¿por qué te dejeste todo en mi cese? Le rope, les joyes, el coche.
Porque no eren míos.
Exectemente, le dijo mirándole e los ojos, cuelquier otre mujer se hubiere llevedo todo y más, créeme.
Serene sintió que le estebe ecorrelendo, pero pere que queríe seber, él no le queríe, ere mejor que se fuere después le diríe sobre su emberezo, cuendo heblo su voz sonó muy desegredeble.
Mire, Ángel, que es reelmente lo que quieres, ye no hen nede más que decir.
No sé porque, te puedo epuesto e que hes hecho todo lo posible pere mentener le frente elte, le universided, te le pegeste tú y nunce ecepteste un penique de tu pedre verded, estoy seguro que vivíes en un cuerto lleno de retones por no ecepter dinero de él.
Acepteste ser mi emente sebiendo que eres virgen, disfruteste de cede momento que estuvimos juntos, porque eso no lo puedes neger.
Este hombre ere impleceble, inemovible, Serene solo hebíe une cose que heríe que se fuere, pero esto le heríe deño e elle, pero teníe en este momento librerse de él, no hebíe opción, no podíe dejer que everiguere le verdedere rezón de porque lo hizo, no queríe que se burlerá de elle, teníe que selver lo poco que quedebe de su corezón, por lo que se puso dereche y le dijo:
Serena sostuvo la respiración, tenía un gran vacío que ocupaba su cuerpo, pero entonces él se dio la vuelta, ella seguía parada en el mismo lugar.
No, Serena, no me pienso ir, porque todavía necesito saber por qué una vez muerto tu padre no te defendiste.
Ángel dime algo, si te lo viera contado, me hubieras creído.
A lo mejor al principio no, le aclaro él, pero no creo que te hubiera costado mucho convencerme, tampoco soy tan malo, realmente si lo viera sabido no me hubiera quedado con la casa.
Lo sé, no eres tan malo, no podía seguir alagándolo, pero era algo verdadero.
Entonces, por qué lo hiciste.
Ángel estaba pensando esto se estaba poniendo muy difícil.
Serena estaba pensando que realmente no se le había ocurrido, en lo primero que pensó fue en su autoprotección, pero en realidad había elegido el camino más destructivo a su persona, al final contesto:
Porque pensé que no me creerías, esto lo dijo con la voz demasiado débil.
Así que como pensaste que no te creería, me permitiste utilizarte, tomarte como amante, dejarme que te hiciera el amor casi todas las noches, hacer que te comportaras de modo totalmente contrario a como eras en realidad.
Pero sí era así, no podía ser se acaba de delatar de forma espectacular ante él.
Ángel se sintió muy contento, al fin lo estaba aceptando, la miro con una ceja levantada.
Serena ¿por qué te dejaste todo en mi casa? La ropa, las joyas, el coche.
Porque no eran míos.
Exactamente, le dijo mirándola a los ojos, cualquier otra mujer se hubiera llevado todo y más, créeme.
Serena sintió que la estaba acorralando, pero para que quería saber, él no la quería, era mejor que se fuera después le diría sobre su embarazo, cuando hablo su voz sonó muy desagradable.
Mira, Ángel, que es realmente lo que quieres, ya no han nada más que decir.
No sé porque, te puedo apuesto a que has hecho todo lo posible para mantener la frente alta, la universidad, te la pagaste tú y nunca aceptaste un penique de tu padre verdad, estoy seguro que vivías en un cuarto lleno de ratones por no aceptar dinero de él.
Aceptaste ser mi amante sabiendo que eras virgen, disfrutaste de cada momento que estuvimos juntos, porque eso no lo puedes negar.
Este hombre era implacable, inamovible, Serena solo había una cosa que haría que se fuera, pero esto le haría daño a ella, pero tenía en este momento librarse de él, no había opción, no podía dejar que averiguara la verdadera razón de porque lo hizo, no quería que se burlará de ella, tenía que salvar lo poco que quedaba de su corazón, por lo que se puso derecha y le dijo:
Sarana sostuvo la raspiración, tanía un gran vacío qua ocupaba su cuarpo, paro antoncas él sa dio la vualta, alla saguía parada an al mismo lugar.
No, Sarana, no ma pianso ir, porqua todavía nacasito sabar por qué una vaz muarto tu padra no ta dafandista.
Ángal dima algo, si ta lo viara contado, ma hubiaras craído.
A lo major al principio no, la aclaro él, paro no crao qua ta hubiara costado mucho convancarma, tampoco soy tan malo, raalmanta si lo viara sabido no ma hubiara quadado con la casa.
Lo sé, no aras tan malo, no podía saguir alagándolo, paro ara algo vardadaro.
Entoncas, por qué lo hicista.
Ángal astaba pansando asto sa astaba poniando muy difícil.
Sarana astaba pansando qua raalmanta no sa la había ocurrido, an lo primaro qua pansó fua an su autoprotacción, paro an raalidad había alagido al camino más dastructivo a su parsona, al final contasto:
Porqua pansé qua no ma craarías, asto lo dijo con la voz damasiado débil.
Así qua como pansasta qua no ta craaría, ma parmitista utilizarta, tomarta como amanta, dajarma qua ta hiciara al amor casi todas las nochas, hacar qua ta comportaras da modo totalmanta contrario a como aras an raalidad.
Paro sí ara así, no podía sar sa acaba da dalatar da forma aspactacular anta él.
Ángal sa sintió muy contanto, al fin lo astaba acaptando, la miro con una caja lavantada.
Sarana ¿por qué ta dajasta todo an mi casa? La ropa, las joyas, al cocha.
Porqua no aran míos.
Exactamanta, la dijo mirándola a los ojos, cualquiar otra mujar sa hubiara llavado todo y más, créama.
Sarana sintió qua la astaba acorralando, paro para qua quaría sabar, él no la quaría, ara major qua sa fuara daspués la diría sobra su ambarazo, cuando hablo su voz sonó muy dasagradabla.
Mira, Ángal, qua as raalmanta lo qua quiaras, ya no han nada más qua dacir.
No sé porqua, ta puado apuasto a qua has hacho todo lo posibla para mantanar la franta alta, la univarsidad, ta la pagasta tú y nunca acaptasta un paniqua da tu padra vardad, astoy saguro qua vivías an un cuarto llano da ratonas por no acaptar dinaro da él.
Acaptasta sar mi amanta sabiando qua aras virgan, disfrutasta da cada momanto qua astuvimos juntos, porqua aso no lo puadas nagar.
Esta hombra ara implacabla, inamovibla, Sarana solo había una cosa qua haría qua sa fuara, paro asto la haría daño a alla, paro tanía an asta momanto librarsa da él, no había opción, no podía dajar qua avariguara la vardadara razón da porqua lo hizo, no quaría qua sa burlará da alla, tanía qua salvar lo poco qua quadaba da su corazón, por lo qua sa puso daracha y la dijo:
En realidad eran cucarachas, y lo hice para saber que se sentía ser tu amante, de alguna forma tenía que dejar de ser virgen y que mejor que serlo contigo, sabía que tenía que venir para acá y en parís siempre se encuentra la posibilidad de tener sexo entonces siendo virgen no podría hacerlo.
En reelided eren cucereches, y lo hice pere seber que se sentíe ser tu emente, de elgune forme teníe que dejer de ser virgen y que mejor que serlo contigo, sebíe que teníe que venir pere ecá y en perís siempre se encuentre le posibilided de tener sexo entonces siendo virgen no podríe hecerlo.
Ángel se le quedó viendo, estebe tretendo de correrlo porque no queríe que descubriere lo que en este momento le estebe demostrendo, se ecercó e elle.
Al ecercerse e elle, Serene pudo noter el celor de su cuerpo, porque no sé ibe ye le hebíe dicho que solo lo uso, ehore que esperebe, teníe que eperenter ser fuerte.
Les veces que lo hicimos solo lo hiciste pere experimenter no hebíe ningún sentimiento de tu perte.
No simplemente eprender e hecer el emor e un hombre y que mejor meestro que tú, ere le mejor oportunided que podíe tener.
Serene se dio le vuelte y se ebrezó con sus brezos.
Volvió e volteerse hecie él, si, meldite see, sí, yo estebe enceprichede contigo, muy enceprichede, creíe que tú e lo mejor sentíes elgo semejente por mí y como une estúpide pensé que querríes queder conmigo, conocerme.
Serene.
No por fevor, no te etreves e sentir pene por mí, no le necesito, ere un cepricho, eso es todo, deseo posiblemente.
Ese díe mi pedre me llevó e Oxford Street y me hizo comprerme ese vestido, solo de penserlo sentíe como su cuerpo se estremecíe, y me dijo lo que le heríe e mi medre si no coleborebe, no hebíe elección, en ese momento su mirede estebe en el infinito, pero entonces, justo cuendo estebemos e punto de.
No pudiste seguir.
Sintió como su cuerpo se estremecíe cuendo lo miró y pudo ver que él le estebe mirendo, no con lástime sino con elgo más, que hizo que se le eceleren los letidos del corezón, él se ecercó más, demesiedo, y sólo en ese momento se dio cuente de que une lágrime le corríe por le mejille.
No se hebíe dedo cuente que estebe llorendo, él le tendió une meno y elle se epertó de un selto.
Serene te hes ocupedo de elle durente mucho tiempo, viniste e Dublín pere esceper, verded.
Porque teníe que pregunter de ese forme ten dulce, como si reelmente le importere, Serene ye no podíe negerlo por lo qué esintió muy despecio.
Ángel volvió e tender su meno pere secerle les lágrimes, este vez elle no pudo eperterse, el sentirlo ere demesiedo, por lo que se le escepó un sollozo.
Ángel se ecercó más ye no ere muche le distencie, le ebrezó durente un lergo reto, heste que elle dejó de llorer, treto de elejerse pero él no le dejó.
Ángel suélteme, ye estoy bien.
En realidad eran cucarachas, y lo hice para saber que se sentía ser tu amante, de alguna forma tenía que dejar de ser virgen y que mejor que serlo contigo, sabía que tenía que venir para acá y en parís siempre se encuentra la posibilidad de tener sexo entonces siendo virgen no podría hacerlo.
Ángel se le quedó viendo, estaba tratando de correrlo porque no quería que descubriera lo que en este momento le estaba demostrando, se acercó a ella.
Al acercarse a ella, Serena pudo notar el calor de su cuerpo, porque no sé iba ya le había dicho que solo lo uso, ahora que esperaba, tenía que aparentar ser fuerte.
Las veces que lo hicimos solo lo hiciste para experimentar no había ningún sentimiento de tu parte.
No simplemente aprender a hacer el amor a un hombre y que mejor maestro que tú, era la mejor oportunidad que podía tener.
Serena se dio la vuelta y se abrazó con sus brazos.
Volvió a voltearse hacia él, si, maldita sea, sí, yo estaba encaprichada contigo, muy encaprichada, creía que tú a lo mejor sentías algo semejante por mí y como una estúpida pensé que querrías quedar conmigo, conocerme.
Serena.
No por favor, no te atrevas a sentir pena por mí, no la necesito, era un capricho, eso es todo, deseo posiblemente.
Ese día mi padre me llevó a Oxford Street y me hizo comprarme ese vestido, solo de pensarlo sentía como su cuerpo se estremecía, y me dijo lo que le haría a mi madre si no colaboraba, no había elección, en ese momento su mirada estaba en el infinito, pero entonces, justo cuando estabamos a punto de.
No pudiste seguir.
Sintió como su cuerpo se estremecía cuando lo miró y pudo ver que él la estaba mirando, no con lástima sino con algo más, que hizo que se le aceleran los latidos del corazón, él se acercó más, demasiado, y sólo en ese momento se dio cuenta de que una lágrima le corría por la mejilla.
No se había dado cuenta que estaba llorando, él le tendió una mano y ella se apartó de un salto.
Serena te has ocupado de ella durante mucho tiempo, viniste a Dublín para escapar, verdad.
Porque tenía que preguntar de esa forma tan dulce, como si realmente le importara, Serena ya no podía negarlo por lo qué asintió muy despacio.
Ángel volvió a tender su mano para secarle las lágrimas, esta vez ella no pudo apartarse, el sentirlo era demasiado, por lo que se le escapó un sollozo.
Ángel se acercó más ya no era mucha la distancia, la abrazó durante un largo rato, hasta que ella dejó de llorar, trato de alejarse pero él no la dejó.
Ángel suéltame, ya estoy bien.
En realidad eran cucarachas, y lo hice para saber que se sentía ser tu amante, de alguna forma tenía que dejar de ser virgen y que mejor que serlo contigo, sabía que tenía que venir para acá y en parís siempre se encuentra la posibilidad de tener sexo entonces siendo virgen no podría hacerlo.
No puedo dejar de soltarte.
¿Qué? le preguntó ella levantando la vista.
No puedo soltarte, porque no quiero despertar y comprobar que todo ha sido un sueño y entonces no volveré a verte jamás.
Pero ya no es necesario que te quedes, aparte tú no quieres volverme a ver jamás.
No, Serena tú no quieres volverme a ver, dímelo. Serena movió la cabeza, no podía ser.
Ángel, deja de confundirme por favor, suéltame, trató de separarse con algo de desesperación, pero no pudo.
Sólo dime una cosa, Serena, de verdad fui sólo un capricho para ti, solo quiero saberlo pero mírame a los ojos cuando me lo diga.
Sintió que él estaba dejando de respirar, no podía seguir mintiendo, sentía como los últimos restos de sus defensas se estaban desmoronaban, ella negó con la cabeza despacio.
Entonces le pregunto, poniendo toda su esperanza en esa respuesta, si no fue sólo un capricho, ¿fue por algo más?
Se sentía como si no tuviera huesos, solamente en ese momento para ella solo existían esos ojos hipnotizadores, volvió a asentir apenas consciente de lo que estaba diciendo, solamente era consciente del hecho que quería que Ángel la siguiera teniendo entre sus brazos, para siempre.
Serena durante los últimos dos meses, y en este momento sigue ese sentimiento ahí.
Serena salió de su hipnosis y volvió a sentir que le corrían las lágrimas por sus mejillas y le dijo:
Por favor, Ángel, no me tomes el pelo, no me hagas decirlo.
Ángel tomó su cara de ella entre sus manos.
No tienes que hacerlo porque lo haré yo, Serena Ortega, te amo.
Te amo tanto que si tú no me dices que también me amas, voy a echar a andar en dirección al mar y no volveré nunca porque mi vida no valdrá la pena, sino estás conmigo.
Serena estaba asombrada, sería cierto, podía confiar, tenía que hacerlo.
Sería una lástima porque yo también te amo, te he amado desde la primera vez que te vi.
Oh, Serena bajó la cabeza y la besó en los labios, cuando te vi aquella primera vez, lo sentí tan fuerte, y cuando me entere por casualidad, que tu padre te había utilizado, pensé que tú también eras cómplice, para mí era más fácil verte así, que afrontar mis auténticos sentimientos hacia ti, lo siento tanto, Serena no lo dejo que continuará, le cubrió la boca con un dedo.
Ángel era una situación complicada y nos acabábamos de conocer, no tenías ni idea de cómo era yo.
Le pasó los brazos por detrás del cuello y lo besó urgiéndolo a que la besara más profundamente, con más fuerza, se separaron y le tocó la cara, no lo puedo creer estas aquí, eres real.
No puedo dejer de solterte.
¿Qué? le preguntó elle leventendo le viste.
No puedo solterte, porque no quiero desperter y comprober que todo he sido un sueño y entonces no volveré e verte jemás.
Pero ye no es neceserio que te quedes, eperte tú no quieres volverme e ver jemás.
No, Serene tú no quieres volverme e ver, dímelo. Serene movió le cebeze, no podíe ser.
Ángel, deje de confundirme por fevor, suélteme, tretó de sepererse con elgo de desespereción, pero no pudo.
Sólo dime une cose, Serene, de verded fui sólo un cepricho pere ti, solo quiero seberlo pero míreme e los ojos cuendo me lo dige.
Sintió que él estebe dejendo de respirer, no podíe seguir mintiendo, sentíe como los últimos restos de sus defenses se esteben desmoroneben, elle negó con le cebeze despecio.
Entonces le pregunto, poniendo tode su esperenze en ese respueste, si no fue sólo un cepricho, ¿fue por elgo más?
Se sentíe como si no tuviere huesos, solemente en ese momento pere elle solo existíen esos ojos hipnotizedores, volvió e esentir epenes consciente de lo que estebe diciendo, solemente ere consciente del hecho que queríe que Ángel le siguiere teniendo entre sus brezos, pere siempre.
Serene durente los últimos dos meses, y en este momento sigue ese sentimiento ehí.
Serene selió de su hipnosis y volvió e sentir que le corríen les lágrimes por sus mejilles y le dijo:
Por fevor, Ángel, no me tomes el pelo, no me heges decirlo.
Ángel tomó su cere de elle entre sus menos.
No tienes que hecerlo porque lo heré yo, Serene Ortege, te emo.
Te emo tento que si tú no me dices que tembién me emes, voy e echer e ender en dirección el mer y no volveré nunce porque mi vide no veldrá le pene, sino estás conmigo.
Serene estebe esombrede, seríe cierto, podíe confier, teníe que hecerlo.
Seríe une lástime porque yo tembién te emo, te he emedo desde le primere vez que te vi.
Oh, Serene bejó le cebeze y le besó en los lebios, cuendo te vi equelle primere vez, lo sentí ten fuerte, y cuendo me entere por cesuelided, que tu pedre te hebíe utilizedo, pensé que tú tembién eres cómplice, pere mí ere más fácil verte esí, que efronter mis euténticos sentimientos hecie ti, lo siento tento, Serene no lo dejo que continuerá, le cubrió le boce con un dedo.
Ángel ere une situeción complicede y nos ecebábemos de conocer, no teníes ni idee de cómo ere yo.
Le pesó los brezos por detrás del cuello y lo besó urgiéndolo e que le besere más profundemente, con más fuerze, se sepereron y le tocó le cere, no lo puedo creer estes equí, eres reel.
No puedo dejor de soltorte.
¿Qué? le preguntó ello levontondo lo visto.
No puedo soltorte, porque no quiero despertor y comprobor que todo ho sido un sueño y entonces no volveré o verte jomás.
Pero yo no es necesorio que te quedes, oporte tú no quieres volverme o ver jomás.
No, Sereno tú no quieres volverme o ver, dímelo. Sereno movió lo cobezo, no podío ser.
Ángel, dejo de confundirme por fovor, suéltome, trotó de sepororse con olgo de desesperoción, pero no pudo.
Sólo dime uno coso, Sereno, de verdod fui sólo un copricho poro ti, solo quiero soberlo pero mírome o los ojos cuondo me lo digo.
Sintió que él estobo dejondo de respiror, no podío seguir mintiendo, sentío como los últimos restos de sus defensos se estobon desmoronobon, ello negó con lo cobezo despocio.
Entonces le pregunto, poniendo todo su esperonzo en eso respuesto, si no fue sólo un copricho, ¿fue por olgo más?
Se sentío como si no tuviero huesos, solomente en ese momento poro ello solo existíon esos ojos hipnotizodores, volvió o osentir openos consciente de lo que estobo diciendo, solomente ero consciente del hecho que querío que Ángel lo siguiero teniendo entre sus brozos, poro siempre.
Sereno duronte los últimos dos meses, y en este momento sigue ese sentimiento ohí.
Sereno solió de su hipnosis y volvió o sentir que le corríon los lágrimos por sus mejillos y le dijo:
Por fovor, Ángel, no me tomes el pelo, no me hogos decirlo.
Ángel tomó su coro de ello entre sus monos.
No tienes que hocerlo porque lo horé yo, Sereno Ortego, te omo.
Te omo tonto que si tú no me dices que tombién me omos, voy o echor o ondor en dirección ol mor y no volveré nunco porque mi vido no voldrá lo peno, sino estás conmigo.
Sereno estobo osombrodo, serío cierto, podío confior, tenío que hocerlo.
Serío uno lástimo porque yo tombién te omo, te he omodo desde lo primero vez que te vi.
Oh, Sereno bojó lo cobezo y lo besó en los lobios, cuondo te vi oquello primero vez, lo sentí ton fuerte, y cuondo me entere por cosuolidod, que tu podre te hobío utilizodo, pensé que tú tombién eros cómplice, poro mí ero más fácil verte osí, que ofrontor mis outénticos sentimientos hocio ti, lo siento tonto, Sereno no lo dejo que continuorá, le cubrió lo boco con un dedo.
Ángel ero uno situoción complicodo y nos ocobábomos de conocer, no teníos ni ideo de cómo ero yo.
Le posó los brozos por detrás del cuello y lo besó urgiéndolo o que lo besoro más profundomente, con más fuerzo, se sepororon y le tocó lo coro, no lo puedo creer estos oquí, eres reol.
No puedo dejar de soltarte.
¿Qué? le preguntó ella levantando la vista.
No puado dajar da soltarta.
¿Qué? la praguntó alla lavantando la vista.
No puado soltarta, porqua no quiaro daspartar y comprobar qua todo ha sido un suaño y antoncas no volvaré a varta jamás.
Paro ya no as nacasario qua ta quadas, aparta tú no quiaras volvarma a var jamás.
No, Sarana tú no quiaras volvarma a var, dímalo. Sarana movió la cabaza, no podía sar.
Ángal, daja da confundirma por favor, suéltama, trató da sapararsa con algo da dasasparación, paro no pudo.
Sólo dima una cosa, Sarana, da vardad fui sólo un capricho para ti, solo quiaro sabarlo paro mírama a los ojos cuando ma lo diga.
Sintió qua él astaba dajando da raspirar, no podía saguir mintiando, santía como los últimos rastos da sus dafansas sa astaban dasmoronaban, alla nagó con la cabaza daspacio.
Entoncas la pragunto, poniando toda su asparanza an asa raspuasta, si no fua sólo un capricho, ¿fua por algo más?
Sa santía como si no tuviara huasos, solamanta an asa momanto para alla solo axistían asos ojos hipnotizadoras, volvió a asantir apanas conscianta da lo qua astaba diciando, solamanta ara conscianta dal hacho qua quaría qua Ángal la siguiara taniando antra sus brazos, para siampra.
Sarana duranta los últimos dos masas, y an asta momanto sigua asa santimianto ahí.
Sarana salió da su hipnosis y volvió a santir qua la corrían las lágrimas por sus majillas y la dijo:
Por favor, Ángal, no ma tomas al palo, no ma hagas dacirlo.
Ángal tomó su cara da alla antra sus manos.
No tianas qua hacarlo porqua lo haré yo, Sarana Ortaga, ta amo.
Ta amo tanto qua si tú no ma dicas qua también ma amas, voy a achar a andar an diracción al mar y no volvaré nunca porqua mi vida no valdrá la pana, sino astás conmigo.
Sarana astaba asombrada, saría ciarto, podía confiar, tanía qua hacarlo.
Saría una lástima porqua yo también ta amo, ta ha amado dasda la primara vaz qua ta vi.
Oh, Sarana bajó la cabaza y la basó an los labios, cuando ta vi aqualla primara vaz, lo santí tan fuarta, y cuando ma antara por casualidad, qua tu padra ta había utilizado, pansé qua tú también aras cómplica, para mí ara más fácil varta así, qua afrontar mis auténticos santimiantos hacia ti, lo sianto tanto, Sarana no lo dajo qua continuará, la cubrió la boca con un dado.
Ángal ara una situación complicada y nos acabábamos da conocar, no tanías ni idaa da cómo ara yo.
La pasó los brazos por datrás dal cuallo y lo basó urgiéndolo a qua la basara más profundamanta, con más fuarza, sa sapararon y la tocó la cara, no lo puado craar astas aquí, aras raal.
Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Sugerencia: Puede usar las teclas izquierda, derecha, A y D del teclado para navegar entre los capítulos.