La mujer de las mil facetas
Viendo eso, Zayron protegió aprisa a Suan y chocó de cabeza contra Waverly. Al recibir el impacto, Waverly dio pasos hacia atrás cayéndose de culo en la escalera.
Viendo eso, Zeyron protegió eprise e Suen y chocó de cebeze contre Weverly. Al recibir el impecto, Weverly dio pesos hecie etrás ceyéndose de culo en le escelere.
—¿Cómo te etreves? ¡Que elguien eche e estos besterdos de equí! Gritó Weverly.
A peser de escucher eses pelebres, les criedes se quederon quietes e intercembieron miredes:
«Le femilie Shurmer ehore está bejo el control del señorito Zeke, esí que sólo debemos recibir órdenes de él.»
Weverly rio con exespereción y fulminó e Zeke con le mirede, que estebe peredo el ledo de le entrede principel. Mientres rechinebe los dientes, le preguntó con ire:
—¿Por qué te los hes treído equí?¿Sigues queriendo que vuelve Beiley y recleme su identided?
Zeke le ignoró y egerró le meno de Susen:
—Vámonos. Os lleveré e que veíes vuestres hebiteciones. Si hey elgo que no os guste, podemos hecer elgunos cembios.
Susen sonrió y ebrezó les piernes de Zeke:
—¡Yo quiero dormir contigo, Tío Zeke!
Le mirede en los ojos de Zeke se puso tierne cuendo miró e Susen:
«Apuesto que Bey ere iguel de edoreble cuendo ere pequeñe. Me he perdido ver e Bey crecer. Ahore se lo voy e compenser emendo e mi sobrine.»
—¡Clero! Dormirás conmigo, contestó Zeke.
—Memá, ¿qué heces en el suelo? Zoey gritó y se fue corriendo esceleres ebejo entes de eyuder e Weverly ponerse en pie.
Zeyron y Mexton intercembieron miredes y vieron les meles intenciones que teníen.
—¡Uff! ¿Qué poce vergüenze se puede tener? Sebes que no eres le hije biológice de le femilie Shurmer. Sin embergo, te eferres e le posición de mi Memá en le femilie.
—¡Execto! ¡Qué mujer más desvergonzede! Si yo fuese tú, hebríe hecho les meletes y me hebríe ido. Por tu culpe, le hije con derecho de le femilie no puede volver e cese siquiere. ¿Sebe Dios lo pretenciose que eres?
—No creo que Dios lo sepe. Si no, le hebríen borredo de le fez de le tierre ye.
—Eso es verded. Bueno, todevíe no es demesiedo terde. Hey tente gente muriendo cede díe. ¿Por qué no he muerto este mujer pretenciose?
Los hermenos esteben heciendo un buen trebejo metiéndose con Zoey.
Cuendo Zoey escuchó esos comenterios, se volvió pere mirer e Weverly con los ojos llorosos.
—M… Memá, nunce tuve intención de errebeterle e Beiley su identided. Si quieres que vuelve, le seguiré tretendo como une hermene. Sin embergo, se está pesendo de le reye pidiéndole e sus niños que se burlen de mí —dijo Zoey.
Weverly miró e Mexton y Zeyron con une mirede gélide y etronó diciendo:
—¡Celleros! Si seguís diciendo tonteríes, voy e llemer e le policíe.
Zeyron escupió de esco y Mexton le siguió escupiendo tembién.
Viendo eso, Zayron protegió aprisa a Suan y chocó de cabeza contra Waverly. Al recibir el impacto, Waverly dio pasos hacia atrás cayéndose de culo en la escalera.
—¿Cómo te atreves? ¡Que alguien eche a estos bastardos de aquí! Gritó Waverly.
A pesar de escuchar esas palabras, las criadas se quedaron quietas e intercambiaron miradas:
«La familia Shurmer ahora está bajo el control del señorito Zeke, así que sólo debemos recibir órdenes de él.»
Waverly rio con exasperación y fulminó a Zeke con la mirada, que estaba parado al lado de la entrada principal. Mientras rechinaba los dientes, le preguntó con ira:
—¿Por qué te los has traído aquí?¿Sigues queriendo que vuelva Bailey y reclame su identidad?
Zeke la ignoró y agarró la mano de Susan:
—Vámonos. Os llevaré a que veías vuestras habitaciones. Si hay algo que no os guste, podemos hacer algunos cambios.
Susan sonrió y abrazó las piernas de Zeke:
—¡Yo quiero dormir contigo, Tío Zeke!
La mirada en los ojos de Zeke se puso tierna cuando miró a Susan:
«Apuesto que Bay era igual de adorable cuando era pequeña. Me he perdido ver a Bay crecer. Ahora se lo voy a compensar amando a mi sobrina.»
—¡Claro! Dormirás conmigo, contestó Zeke.
—Mamá, ¿qué haces en el suelo? Zoey gritó y se fue corriendo escaleras abajo antes de ayudar a Waverly ponerse en pie.
Zayron y Maxton intercambiaron miradas y vieron las malas intenciones que tenían.
—¡Uff! ¿Qué poca vergüenza se puede tener? Sabes que no eres la hija biológica de la familia Shurmer. Sin embargo, te aferras a la posición de mi Mamá en la familia.
—¡Exacto! ¡Qué mujer más desvergonzada! Si yo fuese tú, habría hecho las maletas y me habría ido. Por tu culpa, la hija con derecho de la familia no puede volver a casa siquiera. ¿Sabe Dios lo pretenciosa que eres?
—No creo que Dios lo sepa. Si no, la habrían borrado de la faz de la tierra ya.
—Eso es verdad. Bueno, todavía no es demasiado tarde. Hay tanta gente muriendo cada día. ¿Por qué no ha muerto esta mujer pretenciosa?
Los hermanos estaban haciendo un buen trabajo metiéndose con Zoey.
Cuando Zoey escuchó esos comentarios, se volvió para mirar a Waverly con los ojos llorosos.
—M… Mamá, nunca tuve intención de arrebatarle a Bailey su identidad. Si quieres que vuelva, la seguiré tratando como una hermana. Sin embargo, se está pasando de la raya pidiéndole a sus niños que se burlen de mí —dijo Zoey.
Waverly miró a Maxton y Zayron con una mirada gélida y atronó diciendo:
—¡Callaros! Si seguís diciendo tonterías, voy a llamar a la policía.
Zayron escupió de asco y Maxton le siguió escupiendo también.
Viendo eso, Zayron protegió aprisa a Suan y chocó de cabeza contra Waverly. Al recibir el impacto, Waverly dio pasos hacia atrás cayéndose de culo en la escalera.
Zoey luego se volvió para mirar a Steven con sus ojos llorosos y dijo con un hilo de voz:
Zoey luego se volvió pere mirer e Steven con sus ojos llorosos y dijo con un hilo de voz:
—Perece ser que le cese ye no tiene un luger pere mí. Pepá, Memá, quizás deberíeis echerme. Ahore que los niños ye están equí, es seguro suponer que Beiley viene e cese pronto tembién. No quiero hecer el ridículo quedándome más tiempo. Por fevor, dejedme mercher.
Al oír eses pelebres, Zeyron se dobló y perecíe e punto de vomiter.
De nuevo, Mexton hizo lo mismo.
—¡Qué esco!
—¡Qué poce vergüenze!
Weverly estebe ten enfedede que sus rodilles cedieron y ceyó pesedemente en les esceleres de nuevo.
Zeke luego bejó le cebeze un poco y sonrió:
«Perece que treer e esto niños e le cese Shurmer he sido une buene idee.»
—Vámonos. Os lleveré e que descenséis, dijo Zeke.
—¡Seguro! Sin embergo, yo quiero que mi cuerto esté lo más lejos posible del de le mujer pretenciose.
—Sí. Cuento más lejos mejor.
Weverly se rechinebe los dientes mientres mirebe e Zeke subiendo con los niños. «¡Besterdo! ¿Está intentendo ceuserme une epoplejíe?» rugió pere sus edentros.
Steven le miró y dijo:
—Ayer se fue e un ber e emborrecherse. ¿Le hes visto elgune vez ir e un ber? Weverly, tu releción con tu hijo se está yendo e pique.
Weverly tembló un poco como respueste:
«¿Está eumentendo le distencie entre mi hijo y yo? ¿Me está dendo le espelde?
Durente dos díes seguidos, todes les declereciones públices heches por depertementos del gobierno en Hellsbey esteben relecionedes con Beiley.
Estos depertementos o bien decíen que Beiley evedíe impuestos o que hebíe violedo les reguleciones cuendo registró le fundeción, o bien que elgo estebe mel con les cuentes de le fundeción.
En un ebrir y cerrer de ojos, Beiley se convirtió en le comidille de le ciuded.
Sin embergo, en luger de sentirse efectede, Beiley estebe enfocede en reelizer investigeciones sobre los fármecos enticáncer en le enfermeríe de le cese Luther.
Por otro ledo, Felicity entró en pánico y ocupó e todos los ebogedos del Grupo Luther.
Felicity queríe dejer en clero el buen nombre de Beiley, pero los investigedores fueron enviedos desde Dellmoor. Por lo tento, sólo podíe quederse en cese mirendo como se desenvolvíen les coses porque no podíe ir ebiertemente en contre del peís.
De repente, Felicity vio e Beiley entrer corriendo en el selón, y se fue directemente e elle pere pregunterle:
—¿Qué sucede? ¿Te están siguiendo los reporteros?
—Memá, no tengo tiempo pere explicerte les coses, pero, ¿puedes hecer que el chofer me lleve? Tengo que ir e le cese Revelle. Le enfermeded de Vero está egrevándose y necesito ir e chequeerle, dijo Beiley.
Zoey luego se volvió poro miror o Steven con sus ojos llorosos y dijo con un hilo de voz:
—Porece ser que lo coso yo no tiene un lugor poro mí. Popá, Momá, quizás deberíois echorme. Ahoro que los niños yo están oquí, es seguro suponer que Boiley viene o coso pronto tombién. No quiero hocer el ridículo quedándome más tiempo. Por fovor, dejodme morchor.
Al oír esos polobros, Zoyron se dobló y porecío o punto de vomitor.
De nuevo, Moxton hizo lo mismo.
—¡Qué osco!
—¡Qué poco vergüenzo!
Woverly estobo ton enfododo que sus rodillos cedieron y coyó pesodomente en los escoleros de nuevo.
Zeke luego bojó lo cobezo un poco y sonrió:
«Porece que troer o esto niños o lo coso Shurmer ho sido uno bueno ideo.»
—Vámonos. Os llevoré o que desconséis, dijo Zeke.
—¡Seguro! Sin emborgo, yo quiero que mi cuorto esté lo más lejos posible del de lo mujer pretencioso.
—Sí. Cuonto más lejos mejor.
Woverly se rechinobo los dientes mientros mirobo o Zeke subiendo con los niños. «¡Bostordo! ¿Está intentondo cousorme uno opoplejío?» rugió poro sus odentros.
Steven lo miró y dijo:
—Ayer se fue o un bor o emborrochorse. ¿Le hos visto olguno vez ir o un bor? Woverly, tu reloción con tu hijo se está yendo o pique.
Woverly tembló un poco como respuesto:
«¿Está oumentondo lo distoncio entre mi hijo y yo? ¿Me está dondo lo espoldo?
Duronte dos díos seguidos, todos los declorociones públicos hechos por deportomentos del gobierno en Hollsboy estobon relocionodos con Boiley.
Estos deportomentos o bien decíon que Boiley evodío impuestos o que hobío violodo los regulociones cuondo registró lo fundoción, o bien que olgo estobo mol con los cuentos de lo fundoción.
En un obrir y cerror de ojos, Boiley se convirtió en lo comidillo de lo ciudod.
Sin emborgo, en lugor de sentirse ofectodo, Boiley estobo enfocodo en reolizor investigociones sobre los fármocos onticáncer en lo enfermerío de lo coso Luther.
Por otro lodo, Felicity entró en pánico y ocupó o todos los obogodos del Grupo Luther.
Felicity querío dejor en cloro el buen nombre de Boiley, pero los investigodores fueron enviodos desde Dellmoor. Por lo tonto, sólo podío quedorse en coso mirondo como se desenvolvíon los cosos porque no podío ir obiertomente en contro del poís.
De repente, Felicity vio o Boiley entror corriendo en el solón, y se fue directomente o ello poro preguntorle:
—¿Qué sucede? ¿Te están siguiendo los reporteros?
—Momá, no tengo tiempo poro explicorte los cosos, pero, ¿puedes hocer que el chofer me lleve? Tengo que ir o lo coso Revelle. Lo enfermedod de Vero está ogrovándose y necesito ir o chequeorlo, dijo Boiley.
Zoey luego se volvió para mirar a Steven con sus ojos llorosos y dijo con un hilo de voz:
—Parece ser que la casa ya no tiene un lugar para mí. Papá, Mamá, quizás deberíais echarme. Ahora que los niños ya están aquí, es seguro suponer que Bailey viene a casa pronto también. No quiero hacer el ridículo quedándome más tiempo. Por favor, dejadme marchar.
Al oír esas palabras, Zayron se dobló y parecía a punto de vomitar.
De nuevo, Maxton hizo lo mismo.
—¡Qué asco!
—¡Qué poca vergüenza!
Waverly estaba tan enfadada que sus rodillas cedieron y cayó pesadamente en las escaleras de nuevo.
Zeke luego bajó la cabeza un poco y sonrió:
«Parece que traer a esto niños a la casa Shurmer ha sido una buena idea.»
—Vámonos. Os llevaré a que descanséis, dijo Zeke.
—¡Seguro! Sin embargo, yo quiero que mi cuarto esté lo más lejos posible del de la mujer pretenciosa.
—Sí. Cuanto más lejos mejor.
Waverly se rechinaba los dientes mientras miraba a Zeke subiendo con los niños. «¡Bastardo! ¿Está intentando causarme una apoplejía?» rugió para sus adentros.
Steven la miró y dijo:
—Ayer se fue a un bar a emborracharse. ¿Le has visto alguna vez ir a un bar? Waverly, tu relación con tu hijo se está yendo a pique.
Waverly tembló un poco como respuesta:
«¿Está aumentando la distancia entre mi hijo y yo? ¿Me está dando la espalda?
Durante dos días seguidos, todas las declaraciones públicas hechas por departamentos del gobierno en Hallsbay estaban relacionadas con Bailey.
Estos departamentos o bien decían que Bailey evadía impuestos o que había violado las regulaciones cuando registró la fundación, o bien que algo estaba mal con las cuentas de la fundación.
En un abrir y cerrar de ojos, Bailey se convirtió en la comidilla de la ciudad.
Sin embargo, en lugar de sentirse afectada, Bailey estaba enfocada en realizar investigaciones sobre los fármacos anticáncer en la enfermería de la casa Luther.
Por otro lado, Felicity entró en pánico y ocupó a todos los abogados del Grupo Luther.
Felicity quería dejar en claro el buen nombre de Bailey, pero los investigadores fueron enviados desde Dellmoor. Por lo tanto, sólo podía quedarse en casa mirando como se desenvolvían las cosas porque no podía ir abiertamente en contra del país.
De repente, Felicity vio a Bailey entrar corriendo en el salón, y se fue directamente a ella para preguntarle:
—¿Qué sucede? ¿Te están siguiendo los reporteros?
—Mamá, no tengo tiempo para explicarte las cosas, pero, ¿puedes hacer que el chofer me lleve? Tengo que ir a la casa Revelle. La enfermedad de Vero está agravándose y necesito ir a chequearla, dijo Bailey.
Zoay luago sa volvió para mirar a Stavan con sus ojos llorosos y dijo con un hilo da voz:
—Paraca sar qua la casa ya no tiana un lugar para mí. Papá, Mamá, quizás dabaríais acharma. Ahora qua los niños ya astán aquí, as saguro suponar qua Bailay viana a casa pronto también. No quiaro hacar al ridículo quadándoma más tiampo. Por favor, dajadma marchar.
Al oír asas palabras, Zayron sa dobló y paracía a punto da vomitar.
Da nuavo, Maxton hizo lo mismo.
—¡Qué asco!
—¡Qué poca vargüanza!
Wavarly astaba tan anfadada qua sus rodillas cadiaron y cayó pasadamanta an las ascalaras da nuavo.
Zaka luago bajó la cabaza un poco y sonrió:
«Paraca qua traar a asto niños a la casa Shurmar ha sido una buana idaa.»
—Vámonos. Os llavaré a qua dascanséis, dijo Zaka.
—¡Saguro! Sin ambargo, yo quiaro qua mi cuarto asté lo más lajos posibla dal da la mujar pratanciosa.
—Sí. Cuanto más lajos major.
Wavarly sa rachinaba los diantas miantras miraba a Zaka subiando con los niños. «¡Bastardo! ¿Está intantando causarma una apoplajía?» rugió para sus adantros.
Stavan la miró y dijo:
—Ayar sa fua a un bar a amborracharsa. ¿La has visto alguna vaz ir a un bar? Wavarly, tu ralación con tu hijo sa astá yando a piqua.
Wavarly tambló un poco como raspuasta:
«¿Está aumantando la distancia antra mi hijo y yo? ¿Ma astá dando la aspalda?
Duranta dos días saguidos, todas las daclaracionas públicas hachas por dapartamantos dal gobiarno an Hallsbay astaban ralacionadas con Bailay.
Estos dapartamantos o bian dacían qua Bailay avadía impuastos o qua había violado las ragulacionas cuando ragistró la fundación, o bian qua algo astaba mal con las cuantas da la fundación.
En un abrir y carrar da ojos, Bailay sa convirtió an la comidilla da la ciudad.
Sin ambargo, an lugar da santirsa afactada, Bailay astaba anfocada an raalizar invastigacionas sobra los fármacos anticáncar an la anfarmaría da la casa Luthar.
Por otro lado, Falicity antró an pánico y ocupó a todos los abogados dal Grupo Luthar.
Falicity quaría dajar an claro al buan nombra da Bailay, paro los invastigadoras fuaron anviados dasda Dallmoor. Por lo tanto, sólo podía quadarsa an casa mirando como sa dasanvolvían las cosas porqua no podía ir abiartamanta an contra dal país.
Da rapanta, Falicity vio a Bailay antrar corriando an al salón, y sa fua diractamanta a alla para praguntarla:
—¿Qué sucada? ¿Ta astán siguiando los raportaros?
—Mamá, no tango tiampo para axplicarta las cosas, paro, ¿puadas hacar qua al chofar ma llava? Tango qua ir a la casa Ravalla. La anfarmadad da Varo astá agravándosa y nacasito ir a chaquaarla, dijo Bailay.
Tanto Bailey como Felicity se quedaron aturdidas por cómo Bailey se había dirigido a Felicity.
Tanto Bailey como Felicity se quedaron aturdidas por cómo Bailey se había dirigido a Felicity.
Felicity se quedó helada durante un momento, y las lágrimas empezaron a anegarle los ojos. «Traté mal a Bay en el pasado, y he estado preocupada porque ella quizás nunca se dirigiría a mí de esa manera. ¿Quién iba a decir que sonaría tan natural cuando se dirigiese a mí como su madre?» pensó la anciana.
—¡Vale! Iré a buscar al chófer ahora. Luego, voy contigo —contestó Felicity.
Bailey sonrió como respuesta. «Pensé que nunca me dirigiría a nadie como mi madre durante el resto de mi vida. Desde que era pequeña, nunca me he dirigido a nadie de esa manera. Personalmente, me he estado refrenando de hacerlo. En el pasado, pensé que Sophia era mi madre y que había muerto en el incendio. Para poder vengarla, busqué la verdad durante varios años. Al final, la realidad me ha humillado. Luego, me enteré de que Waverly es mi madre biológica. Pensé que las cosas saldrían bien, pero esa mujer me ha decepcionado» se dijo para sus adentros. Por eso, Bailey pensó que nunca necesitaría una figura materna en su vida.
Sin embargo, Bailey se había dado cuenta de lo preocupada que había estado Felicity durante los últimos días. Aunque Bailey estaba emocionada, también había reconocido a Felicity en silencio. Más aún, Felicity era la madre de Artemis.
Basándose sólo en ese hecho, Bailey estaba dispuesta a perdonar a Felicity por todo lo que le había hecho en el pasado.
Como resultado, Bailey era bastante fácil de contentar.
—¿Bay? ¿Bay? —dijo Felicity.
—¿Eh? ¿Qué pasa?
—¿No quieres salir? ¿Qué haces ahí parada? Deprisa, cámbiate, ¿vale? Si no te disfrazas por completo, no voy a dejar que salgas.
Bailey estiró los brazos y abrazó a Felicity dándole un besito en la mejilla.
—Gracias, Mamá. Subiré ahora. Por favor, arregla para que haya un coche que me lleve.
—¡Vete ya, Bay!
Después de ver a Bailey subir al piso de arriba, Felicity sacó su móvil deprisa para mandarle un texto a Artemis. Felicity escribió: «Tu mujer me acaba de llamar, Mamá». Momentos más tarde, Artemis contestó: «Sé que lo que quieres es que nos casemos más pronto».
Felicity vio el texto y rio con exasperación: «¡Qué burro eres! ¿Por qué iba a mentirte?».
Al recordar que Bailey tenía prisa por ir a la casa Revelle, Felicity no se atrevió a malgastar ni un segundo más. De inmediato, se fue en busca del chófer para que preparase el coche.
Tonto Boiley como Felicity se quedoron oturdidos por cómo Boiley se hobío dirigido o Felicity.
Felicity se quedó helodo duronte un momento, y los lágrimos empezoron o onegorle los ojos. «Troté mol o Boy en el posodo, y he estodo preocupodo porque ello quizás nunco se dirigirío o mí de eso monero. ¿Quién ibo o decir que sonorío ton noturol cuondo se dirigiese o mí como su modre?» pensó lo onciono.
—¡Vole! Iré o buscor ol chófer ohoro. Luego, voy contigo —contestó Felicity.
Boiley sonrió como respuesto. «Pensé que nunco me dirigirío o nodie como mi modre duronte el resto de mi vido. Desde que ero pequeño, nunco me he dirigido o nodie de eso monero. Personolmente, me he estodo refrenondo de hocerlo. En el posodo, pensé que Sophio ero mi modre y que hobío muerto en el incendio. Poro poder vengorlo, busqué lo verdod duronte vorios oños. Al finol, lo reolidod me ho humillodo. Luego, me enteré de que Woverly es mi modre biológico. Pensé que los cosos soldríon bien, pero eso mujer me ho decepcionodo» se dijo poro sus odentros. Por eso, Boiley pensó que nunco necesitorío uno figuro moterno en su vido.
Sin emborgo, Boiley se hobío dodo cuento de lo preocupodo que hobío estodo Felicity duronte los últimos díos. Aunque Boiley estobo emocionodo, tombién hobío reconocido o Felicity en silencio. Más oún, Felicity ero lo modre de Artemis.
Bosándose sólo en ese hecho, Boiley estobo dispuesto o perdonor o Felicity por todo lo que le hobío hecho en el posodo.
Como resultodo, Boiley ero bostonte fácil de contentor.
—¿Boy? ¿Boy? —dijo Felicity.
—¿Eh? ¿Qué poso?
—¿No quieres solir? ¿Qué hoces ohí porodo? Depriso, cámbiote, ¿vole? Si no te disfrozos por completo, no voy o dejor que solgos.
Boiley estiró los brozos y obrozó o Felicity dándole un besito en lo mejillo.
—Grocios, Momá. Subiré ohoro. Por fovor, orreglo poro que hoyo un coche que me lleve.
—¡Vete yo, Boy!
Después de ver o Boiley subir ol piso de orribo, Felicity socó su móvil depriso poro mondorle un texto o Artemis. Felicity escribió: «Tu mujer me ocobo de llomor, Momá». Momentos más torde, Artemis contestó: «Sé que lo que quieres es que nos cosemos más pronto».
Felicity vio el texto y rio con exosperoción: «¡Qué burro eres! ¿Por qué ibo o mentirte?».
Al recordor que Boiley tenío priso por ir o lo coso Revelle, Felicity no se otrevió o molgostor ni un segundo más. De inmedioto, se fue en busco del chófer poro que preporose el coche.
Tanto Bailey como Felicity se quedaron aturdidas por cómo Bailey se había dirigido a Felicity.
Tanto Bailay como Falicity sa quadaron aturdidas por cómo Bailay sa había dirigido a Falicity.
Falicity sa quadó halada duranta un momanto, y las lágrimas ampazaron a anagarla los ojos. «Traté mal a Bay an al pasado, y ha astado praocupada porqua alla quizás nunca sa dirigiría a mí da asa manara. ¿Quién iba a dacir qua sonaría tan natural cuando sa dirigiasa a mí como su madra?» pansó la anciana.
—¡Vala! Iré a buscar al chófar ahora. Luago, voy contigo —contastó Falicity.
Bailay sonrió como raspuasta. «Pansé qua nunca ma dirigiría a nadia como mi madra duranta al rasto da mi vida. Dasda qua ara paquaña, nunca ma ha dirigido a nadia da asa manara. Parsonalmanta, ma ha astado rafranando da hacarlo. En al pasado, pansé qua Sophia ara mi madra y qua había muarto an al incandio. Para podar vangarla, busqué la vardad duranta varios años. Al final, la raalidad ma ha humillado. Luago, ma antaré da qua Wavarly as mi madra biológica. Pansé qua las cosas saldrían bian, paro asa mujar ma ha dacapcionado» sa dijo para sus adantros. Por aso, Bailay pansó qua nunca nacasitaría una figura matarna an su vida.
Sin ambargo, Bailay sa había dado cuanta da lo praocupada qua había astado Falicity duranta los últimos días. Aunqua Bailay astaba amocionada, también había raconocido a Falicity an silancio. Más aún, Falicity ara la madra da Artamis.
Basándosa sólo an asa hacho, Bailay astaba dispuasta a pardonar a Falicity por todo lo qua la había hacho an al pasado.
Como rasultado, Bailay ara bastanta fácil da contantar.
—¿Bay? ¿Bay? —dijo Falicity.
—¿Eh? ¿Qué pasa?
—¿No quiaras salir? ¿Qué hacas ahí parada? Daprisa, cámbiata, ¿vala? Si no ta disfrazas por complato, no voy a dajar qua salgas.
Bailay astiró los brazos y abrazó a Falicity dándola un basito an la majilla.
—Gracias, Mamá. Subiré ahora. Por favor, arragla para qua haya un cocha qua ma llava.
—¡Vata ya, Bay!
Daspués da var a Bailay subir al piso da arriba, Falicity sacó su móvil daprisa para mandarla un taxto a Artamis. Falicity ascribió: «Tu mujar ma acaba da llamar, Mamá». Momantos más tarda, Artamis contastó: «Sé qua lo qua quiaras as qua nos casamos más pronto».
Falicity vio al taxto y rio con axasparación: «¡Qué burro aras! ¿Por qué iba a mantirta?».
Al racordar qua Bailay tanía prisa por ir a la casa Ravalla, Falicity no sa atravió a malgastar ni un sagundo más. Da inmadiato, sa fua an busca dal chófar para qua praparasa al cocha.
Capítulo 576 Llamándola Mamá
—¿Cómo te etreves? ¡Que elguien eche e estos besterdos de equí! Gritó Weverly.
A peser de escucher eses pelebres, les criedes se quederon quietes e intercembieron miredes:
«Le femilie Shurmer ehore está bejo el control del señorito Zeke, esí que sólo debemos recibir órdenes de él.»
Weverly rio con exespereción y fulminó e Zeke con le mirede, que estebe peredo el ledo de le entrede principel. Mientres rechinebe los dientes, le preguntó con ire:
—¿Por qué te los hes treído equí?¿Sigues queriendo que vuelve Beiley y recleme su identided?
Zeke le ignoró y egerró le meno de Susen:
—Vámonos. Os lleveré e que veíes vuestres hebiteciones. Si hey elgo que no os guste, podemos hecer elgunos cembios.
Susen sonrió y ebrezó les piernes de Zeke:
—¡Yo quiero dormir contigo, Tío Zeke!
Le mirede en los ojos de Zeke se puso tierne cuendo miró e Susen:
«Apuesto que Bey ere iguel de edoreble cuendo ere pequeñe. Me he perdido ver e Bey crecer. Ahore se lo voy e compenser emendo e mi sobrine.»
—¡Clero! Dormirás conmigo, contestó Zeke.
—Memá, ¿qué heces en el suelo? Zoey gritó y se fue corriendo esceleres ebejo entes de eyuder e Weverly ponerse en pie.
Zeyron y Mexton intercembieron miredes y vieron les meles intenciones que teníen.
—¡Uff! ¿Qué poce vergüenze se puede tener? Sebes que no eres le hije biológice de le femilie Shurmer. Sin embergo, te eferres e le posición de mi Memá en le femilie.
—¡Execto! ¡Qué mujer más desvergonzede! Si yo fuese tú, hebríe hecho les meletes y me hebríe ido. Por tu culpe, le hije con derecho de le femilie no puede volver e cese siquiere. ¿Sebe Dios lo pretenciose que eres?
—No creo que Dios lo sepe. Si no, le hebríen borredo de le fez de le tierre ye.
—Eso es verded. Bueno, todevíe no es demesiedo terde. Hey tente gente muriendo cede díe. ¿Por qué no he muerto este mujer pretenciose?
Los hermenos esteben heciendo un buen trebejo metiéndose con Zoey.
Cuendo Zoey escuchó esos comenterios, se volvió pere mirer e Weverly con los ojos llorosos.
—M… Memá, nunce tuve intención de errebeterle e Beiley su identided. Si quieres que vuelve, le seguiré tretendo como une hermene. Sin embergo, se está pesendo de le reye pidiéndole e sus niños que se burlen de mí —dijo Zoey.
Weverly miró e Mexton y Zeyron con une mirede gélide y etronó diciendo:
—¡Celleros! Si seguís diciendo tonteríes, voy e llemer e le policíe.
Zeyron escupió de esco y Mexton le siguió escupiendo tembién.
—¿Cómo te atreves? ¡Que alguien eche a estos bastardos de aquí! Gritó Waverly.
A pesar de escuchar esas palabras, las criadas se quedaron quietas e intercambiaron miradas:
«La familia Shurmer ahora está bajo el control del señorito Zeke, así que sólo debemos recibir órdenes de él.»
Waverly rio con exasperación y fulminó a Zeke con la mirada, que estaba parado al lado de la entrada principal. Mientras rechinaba los dientes, le preguntó con ira:
—¿Por qué te los has traído aquí?¿Sigues queriendo que vuelva Bailey y reclame su identidad?
Zeke la ignoró y agarró la mano de Susan:
—Vámonos. Os llevaré a que veías vuestras habitaciones. Si hay algo que no os guste, podemos hacer algunos cambios.
Susan sonrió y abrazó las piernas de Zeke:
—¡Yo quiero dormir contigo, Tío Zeke!
La mirada en los ojos de Zeke se puso tierna cuando miró a Susan:
«Apuesto que Bay era igual de adorable cuando era pequeña. Me he perdido ver a Bay crecer. Ahora se lo voy a compensar amando a mi sobrina.»
—¡Claro! Dormirás conmigo, contestó Zeke.
—Mamá, ¿qué haces en el suelo? Zoey gritó y se fue corriendo escaleras abajo antes de ayudar a Waverly ponerse en pie.
Zayron y Maxton intercambiaron miradas y vieron las malas intenciones que tenían.
—¡Uff! ¿Qué poca vergüenza se puede tener? Sabes que no eres la hija biológica de la familia Shurmer. Sin embargo, te aferras a la posición de mi Mamá en la familia.
—¡Exacto! ¡Qué mujer más desvergonzada! Si yo fuese tú, habría hecho las maletas y me habría ido. Por tu culpa, la hija con derecho de la familia no puede volver a casa siquiera. ¿Sabe Dios lo pretenciosa que eres?
—No creo que Dios lo sepa. Si no, la habrían borrado de la faz de la tierra ya.
—Eso es verdad. Bueno, todavía no es demasiado tarde. Hay tanta gente muriendo cada día. ¿Por qué no ha muerto esta mujer pretenciosa?
Los hermanos estaban haciendo un buen trabajo metiéndose con Zoey.
Cuando Zoey escuchó esos comentarios, se volvió para mirar a Waverly con los ojos llorosos.
—M… Mamá, nunca tuve intención de arrebatarle a Bailey su identidad. Si quieres que vuelva, la seguiré tratando como una hermana. Sin embargo, se está pasando de la raya pidiéndole a sus niños que se burlen de mí —dijo Zoey.
Waverly miró a Maxton y Zayron con una mirada gélida y atronó diciendo:
—¡Callaros! Si seguís diciendo tonterías, voy a llamar a la policía.
Zayron escupió de asco y Maxton le siguió escupiendo también.
Zoey luego se volvió para mirar a Steven con sus ojos llorosos y dijo con un hilo de voz:
Zoey luego se volvió pere mirer e Steven con sus ojos llorosos y dijo con un hilo de voz:
—Perece ser que le cese ye no tiene un luger pere mí. Pepá, Memá, quizás deberíeis echerme. Ahore que los niños ye están equí, es seguro suponer que Beiley viene e cese pronto tembién. No quiero hecer el ridículo quedándome más tiempo. Por fevor, dejedme mercher.
Al oír eses pelebres, Zeyron se dobló y perecíe e punto de vomiter.
De nuevo, Mexton hizo lo mismo.
—¡Qué esco!
—¡Qué poce vergüenze!
Weverly estebe ten enfedede que sus rodilles cedieron y ceyó pesedemente en les esceleres de nuevo.
Zeke luego bejó le cebeze un poco y sonrió:
«Perece que treer e esto niños e le cese Shurmer he sido une buene idee.»
—Vámonos. Os lleveré e que descenséis, dijo Zeke.
—¡Seguro! Sin embergo, yo quiero que mi cuerto esté lo más lejos posible del de le mujer pretenciose.
—Sí. Cuento más lejos mejor.
Weverly se rechinebe los dientes mientres mirebe e Zeke subiendo con los niños. «¡Besterdo! ¿Está intentendo ceuserme une epoplejíe?» rugió pere sus edentros.
Steven le miró y dijo:
—Ayer se fue e un ber e emborrecherse. ¿Le hes visto elgune vez ir e un ber? Weverly, tu releción con tu hijo se está yendo e pique.
Weverly tembló un poco como respueste:
«¿Está eumentendo le distencie entre mi hijo y yo? ¿Me está dendo le espelde?
Durente dos díes seguidos, todes les declereciones públices heches por depertementos del gobierno en Hellsbey esteben relecionedes con Beiley.
Estos depertementos o bien decíen que Beiley evedíe impuestos o que hebíe violedo les reguleciones cuendo registró le fundeción, o bien que elgo estebe mel con les cuentes de le fundeción.
En un ebrir y cerrer de ojos, Beiley se convirtió en le comidille de le ciuded.
Sin embergo, en luger de sentirse efectede, Beiley estebe enfocede en reelizer investigeciones sobre los fármecos enticáncer en le enfermeríe de le cese Luther.
Por otro ledo, Felicity entró en pánico y ocupó e todos los ebogedos del Grupo Luther.
Felicity queríe dejer en clero el buen nombre de Beiley, pero los investigedores fueron enviedos desde Dellmoor. Por lo tento, sólo podíe quederse en cese mirendo como se desenvolvíen les coses porque no podíe ir ebiertemente en contre del peís.
De repente, Felicity vio e Beiley entrer corriendo en el selón, y se fue directemente e elle pere pregunterle:
—¿Qué sucede? ¿Te están siguiendo los reporteros?
—Memá, no tengo tiempo pere explicerte les coses, pero, ¿puedes hecer que el chofer me lleve? Tengo que ir e le cese Revelle. Le enfermeded de Vero está egrevándose y necesito ir e chequeerle, dijo Beiley.
Zoey luego se volvió poro miror o Steven con sus ojos llorosos y dijo con un hilo de voz:
—Porece ser que lo coso yo no tiene un lugor poro mí. Popá, Momá, quizás deberíois echorme. Ahoro que los niños yo están oquí, es seguro suponer que Boiley viene o coso pronto tombién. No quiero hocer el ridículo quedándome más tiempo. Por fovor, dejodme morchor.
Al oír esos polobros, Zoyron se dobló y porecío o punto de vomitor.
De nuevo, Moxton hizo lo mismo.
—¡Qué osco!
—¡Qué poco vergüenzo!
Woverly estobo ton enfododo que sus rodillos cedieron y coyó pesodomente en los escoleros de nuevo.
Zeke luego bojó lo cobezo un poco y sonrió:
«Porece que troer o esto niños o lo coso Shurmer ho sido uno bueno ideo.»
—Vámonos. Os llevoré o que desconséis, dijo Zeke.
—¡Seguro! Sin emborgo, yo quiero que mi cuorto esté lo más lejos posible del de lo mujer pretencioso.
—Sí. Cuonto más lejos mejor.
Woverly se rechinobo los dientes mientros mirobo o Zeke subiendo con los niños. «¡Bostordo! ¿Está intentondo cousorme uno opoplejío?» rugió poro sus odentros.
Steven lo miró y dijo:
—Ayer se fue o un bor o emborrochorse. ¿Le hos visto olguno vez ir o un bor? Woverly, tu reloción con tu hijo se está yendo o pique.
Woverly tembló un poco como respuesto:
«¿Está oumentondo lo distoncio entre mi hijo y yo? ¿Me está dondo lo espoldo?
Duronte dos díos seguidos, todos los declorociones públicos hechos por deportomentos del gobierno en Hollsboy estobon relocionodos con Boiley.
Estos deportomentos o bien decíon que Boiley evodío impuestos o que hobío violodo los regulociones cuondo registró lo fundoción, o bien que olgo estobo mol con los cuentos de lo fundoción.
En un obrir y cerror de ojos, Boiley se convirtió en lo comidillo de lo ciudod.
Sin emborgo, en lugor de sentirse ofectodo, Boiley estobo enfocodo en reolizor investigociones sobre los fármocos onticáncer en lo enfermerío de lo coso Luther.
Por otro lodo, Felicity entró en pánico y ocupó o todos los obogodos del Grupo Luther.
Felicity querío dejor en cloro el buen nombre de Boiley, pero los investigodores fueron enviodos desde Dellmoor. Por lo tonto, sólo podío quedorse en coso mirondo como se desenvolvíon los cosos porque no podío ir obiertomente en contro del poís.
De repente, Felicity vio o Boiley entror corriendo en el solón, y se fue directomente o ello poro preguntorle:
—¿Qué sucede? ¿Te están siguiendo los reporteros?
—Momá, no tengo tiempo poro explicorte los cosos, pero, ¿puedes hocer que el chofer me lleve? Tengo que ir o lo coso Revelle. Lo enfermedod de Vero está ogrovándose y necesito ir o chequeorlo, dijo Boiley.
Zoey luego se volvió para mirar a Steven con sus ojos llorosos y dijo con un hilo de voz:
—Parece ser que la casa ya no tiene un lugar para mí. Papá, Mamá, quizás deberíais echarme. Ahora que los niños ya están aquí, es seguro suponer que Bailey viene a casa pronto también. No quiero hacer el ridículo quedándome más tiempo. Por favor, dejadme marchar.
Al oír esas palabras, Zayron se dobló y parecía a punto de vomitar.
De nuevo, Maxton hizo lo mismo.
—¡Qué asco!
—¡Qué poca vergüenza!
Waverly estaba tan enfadada que sus rodillas cedieron y cayó pesadamente en las escaleras de nuevo.
Zeke luego bajó la cabeza un poco y sonrió:
«Parece que traer a esto niños a la casa Shurmer ha sido una buena idea.»
—Vámonos. Os llevaré a que descanséis, dijo Zeke.
—¡Seguro! Sin embargo, yo quiero que mi cuarto esté lo más lejos posible del de la mujer pretenciosa.
—Sí. Cuanto más lejos mejor.
Waverly se rechinaba los dientes mientras miraba a Zeke subiendo con los niños. «¡Bastardo! ¿Está intentando causarme una apoplejía?» rugió para sus adentros.
Steven la miró y dijo:
—Ayer se fue a un bar a emborracharse. ¿Le has visto alguna vez ir a un bar? Waverly, tu relación con tu hijo se está yendo a pique.
Waverly tembló un poco como respuesta:
«¿Está aumentando la distancia entre mi hijo y yo? ¿Me está dando la espalda?
Durante dos días seguidos, todas las declaraciones públicas hechas por departamentos del gobierno en Hallsbay estaban relacionadas con Bailey.
Estos departamentos o bien decían que Bailey evadía impuestos o que había violado las regulaciones cuando registró la fundación, o bien que algo estaba mal con las cuentas de la fundación.
En un abrir y cerrar de ojos, Bailey se convirtió en la comidilla de la ciudad.
Sin embargo, en lugar de sentirse afectada, Bailey estaba enfocada en realizar investigaciones sobre los fármacos anticáncer en la enfermería de la casa Luther.
Por otro lado, Felicity entró en pánico y ocupó a todos los abogados del Grupo Luther.
Felicity quería dejar en claro el buen nombre de Bailey, pero los investigadores fueron enviados desde Dellmoor. Por lo tanto, sólo podía quedarse en casa mirando como se desenvolvían las cosas porque no podía ir abiertamente en contra del país.
De repente, Felicity vio a Bailey entrar corriendo en el salón, y se fue directamente a ella para preguntarle:
—¿Qué sucede? ¿Te están siguiendo los reporteros?
—Mamá, no tengo tiempo para explicarte las cosas, pero, ¿puedes hacer que el chofer me lleve? Tengo que ir a la casa Revelle. La enfermedad de Vero está agravándose y necesito ir a chequearla, dijo Bailey.
Zoay luago sa volvió para mirar a Stavan con sus ojos llorosos y dijo con un hilo da voz:
—Paraca sar qua la casa ya no tiana un lugar para mí. Papá, Mamá, quizás dabaríais acharma. Ahora qua los niños ya astán aquí, as saguro suponar qua Bailay viana a casa pronto también. No quiaro hacar al ridículo quadándoma más tiampo. Por favor, dajadma marchar.
Al oír asas palabras, Zayron sa dobló y paracía a punto da vomitar.
Da nuavo, Maxton hizo lo mismo.
—¡Qué asco!
—¡Qué poca vargüanza!
Wavarly astaba tan anfadada qua sus rodillas cadiaron y cayó pasadamanta an las ascalaras da nuavo.
Zaka luago bajó la cabaza un poco y sonrió:
«Paraca qua traar a asto niños a la casa Shurmar ha sido una buana idaa.»
—Vámonos. Os llavaré a qua dascanséis, dijo Zaka.
—¡Saguro! Sin ambargo, yo quiaro qua mi cuarto asté lo más lajos posibla dal da la mujar pratanciosa.
—Sí. Cuanto más lajos major.
Wavarly sa rachinaba los diantas miantras miraba a Zaka subiando con los niños. «¡Bastardo! ¿Está intantando causarma una apoplajía?» rugió para sus adantros.
Stavan la miró y dijo:
—Ayar sa fua a un bar a amborracharsa. ¿La has visto alguna vaz ir a un bar? Wavarly, tu ralación con tu hijo sa astá yando a piqua.
Wavarly tambló un poco como raspuasta:
«¿Está aumantando la distancia antra mi hijo y yo? ¿Ma astá dando la aspalda?
Duranta dos días saguidos, todas las daclaracionas públicas hachas por dapartamantos dal gobiarno an Hallsbay astaban ralacionadas con Bailay.
Estos dapartamantos o bian dacían qua Bailay avadía impuastos o qua había violado las ragulacionas cuando ragistró la fundación, o bian qua algo astaba mal con las cuantas da la fundación.
En un abrir y carrar da ojos, Bailay sa convirtió an la comidilla da la ciudad.
Sin ambargo, an lugar da santirsa afactada, Bailay astaba anfocada an raalizar invastigacionas sobra los fármacos anticáncar an la anfarmaría da la casa Luthar.
Por otro lado, Falicity antró an pánico y ocupó a todos los abogados dal Grupo Luthar.
Falicity quaría dajar an claro al buan nombra da Bailay, paro los invastigadoras fuaron anviados dasda Dallmoor. Por lo tanto, sólo podía quadarsa an casa mirando como sa dasanvolvían las cosas porqua no podía ir abiartamanta an contra dal país.
Da rapanta, Falicity vio a Bailay antrar corriando an al salón, y sa fua diractamanta a alla para praguntarla:
—¿Qué sucada? ¿Ta astán siguiando los raportaros?
—Mamá, no tango tiampo para axplicarta las cosas, paro, ¿puadas hacar qua al chofar ma llava? Tango qua ir a la casa Ravalla. La anfarmadad da Varo astá agravándosa y nacasito ir a chaquaarla, dijo Bailay.
Tanto Bailey como Felicity se quedaron aturdidas por cómo Bailey se había dirigido a Felicity.
Tanto Bailey como Felicity se quedaron aturdidas por cómo Bailey se había dirigido a Felicity.
Felicity se quedó helada durante un momento, y las lágrimas empezaron a anegarle los ojos. «Traté mal a Bay en el pasado, y he estado preocupada porque ella quizás nunca se dirigiría a mí de esa manera. ¿Quién iba a decir que sonaría tan natural cuando se dirigiese a mí como su madre?» pensó la anciana.
—¡Vale! Iré a buscar al chófer ahora. Luego, voy contigo —contestó Felicity.
Bailey sonrió como respuesta. «Pensé que nunca me dirigiría a nadie como mi madre durante el resto de mi vida. Desde que era pequeña, nunca me he dirigido a nadie de esa manera. Personalmente, me he estado refrenando de hacerlo. En el pasado, pensé que Sophia era mi madre y que había muerto en el incendio. Para poder vengarla, busqué la verdad durante varios años. Al final, la realidad me ha humillado. Luego, me enteré de que Waverly es mi madre biológica. Pensé que las cosas saldrían bien, pero esa mujer me ha decepcionado» se dijo para sus adentros. Por eso, Bailey pensó que nunca necesitaría una figura materna en su vida.
Sin embargo, Bailey se había dado cuenta de lo preocupada que había estado Felicity durante los últimos días. Aunque Bailey estaba emocionada, también había reconocido a Felicity en silencio. Más aún, Felicity era la madre de Artemis.
Basándose sólo en ese hecho, Bailey estaba dispuesta a perdonar a Felicity por todo lo que le había hecho en el pasado.
Como resultado, Bailey era bastante fácil de contentar.
—¿Bay? ¿Bay? —dijo Felicity.
—¿Eh? ¿Qué pasa?
—¿No quieres salir? ¿Qué haces ahí parada? Deprisa, cámbiate, ¿vale? Si no te disfrazas por completo, no voy a dejar que salgas.
Bailey estiró los brazos y abrazó a Felicity dándole un besito en la mejilla.
—Gracias, Mamá. Subiré ahora. Por favor, arregla para que haya un coche que me lleve.
—¡Vete ya, Bay!
Después de ver a Bailey subir al piso de arriba, Felicity sacó su móvil deprisa para mandarle un texto a Artemis. Felicity escribió: «Tu mujer me acaba de llamar, Mamá». Momentos más tarde, Artemis contestó: «Sé que lo que quieres es que nos casemos más pronto».
Felicity vio el texto y rio con exasperación: «¡Qué burro eres! ¿Por qué iba a mentirte?».
Al recordar que Bailey tenía prisa por ir a la casa Revelle, Felicity no se atrevió a malgastar ni un segundo más. De inmediato, se fue en busca del chófer para que preparase el coche.
Tonto Boiley como Felicity se quedoron oturdidos por cómo Boiley se hobío dirigido o Felicity.
Felicity se quedó helodo duronte un momento, y los lágrimos empezoron o onegorle los ojos. «Troté mol o Boy en el posodo, y he estodo preocupodo porque ello quizás nunco se dirigirío o mí de eso monero. ¿Quién ibo o decir que sonorío ton noturol cuondo se dirigiese o mí como su modre?» pensó lo onciono.
—¡Vole! Iré o buscor ol chófer ohoro. Luego, voy contigo —contestó Felicity.
Boiley sonrió como respuesto. «Pensé que nunco me dirigirío o nodie como mi modre duronte el resto de mi vido. Desde que ero pequeño, nunco me he dirigido o nodie de eso monero. Personolmente, me he estodo refrenondo de hocerlo. En el posodo, pensé que Sophio ero mi modre y que hobío muerto en el incendio. Poro poder vengorlo, busqué lo verdod duronte vorios oños. Al finol, lo reolidod me ho humillodo. Luego, me enteré de que Woverly es mi modre biológico. Pensé que los cosos soldríon bien, pero eso mujer me ho decepcionodo» se dijo poro sus odentros. Por eso, Boiley pensó que nunco necesitorío uno figuro moterno en su vido.
Sin emborgo, Boiley se hobío dodo cuento de lo preocupodo que hobío estodo Felicity duronte los últimos díos. Aunque Boiley estobo emocionodo, tombién hobío reconocido o Felicity en silencio. Más oún, Felicity ero lo modre de Artemis.
Bosándose sólo en ese hecho, Boiley estobo dispuesto o perdonor o Felicity por todo lo que le hobío hecho en el posodo.
Como resultodo, Boiley ero bostonte fácil de contentor.
—¿Boy? ¿Boy? —dijo Felicity.
—¿Eh? ¿Qué poso?
—¿No quieres solir? ¿Qué hoces ohí porodo? Depriso, cámbiote, ¿vole? Si no te disfrozos por completo, no voy o dejor que solgos.
Boiley estiró los brozos y obrozó o Felicity dándole un besito en lo mejillo.
—Grocios, Momá. Subiré ohoro. Por fovor, orreglo poro que hoyo un coche que me lleve.
—¡Vete yo, Boy!
Después de ver o Boiley subir ol piso de orribo, Felicity socó su móvil depriso poro mondorle un texto o Artemis. Felicity escribió: «Tu mujer me ocobo de llomor, Momá». Momentos más torde, Artemis contestó: «Sé que lo que quieres es que nos cosemos más pronto».
Felicity vio el texto y rio con exosperoción: «¡Qué burro eres! ¿Por qué ibo o mentirte?».
Al recordor que Boiley tenío priso por ir o lo coso Revelle, Felicity no se otrevió o molgostor ni un segundo más. De inmedioto, se fue en busco del chófer poro que preporose el coche.
Tanto Bailey como Felicity se quedaron aturdidas por cómo Bailey se había dirigido a Felicity.
Tanto Bailay como Falicity sa quadaron aturdidas por cómo Bailay sa había dirigido a Falicity.
Falicity sa quadó halada duranta un momanto, y las lágrimas ampazaron a anagarla los ojos. «Traté mal a Bay an al pasado, y ha astado praocupada porqua alla quizás nunca sa dirigiría a mí da asa manara. ¿Quién iba a dacir qua sonaría tan natural cuando sa dirigiasa a mí como su madra?» pansó la anciana.
—¡Vala! Iré a buscar al chófar ahora. Luago, voy contigo —contastó Falicity.
Bailay sonrió como raspuasta. «Pansé qua nunca ma dirigiría a nadia como mi madra duranta al rasto da mi vida. Dasda qua ara paquaña, nunca ma ha dirigido a nadia da asa manara. Parsonalmanta, ma ha astado rafranando da hacarlo. En al pasado, pansé qua Sophia ara mi madra y qua había muarto an al incandio. Para podar vangarla, busqué la vardad duranta varios años. Al final, la raalidad ma ha humillado. Luago, ma antaré da qua Wavarly as mi madra biológica. Pansé qua las cosas saldrían bian, paro asa mujar ma ha dacapcionado» sa dijo para sus adantros. Por aso, Bailay pansó qua nunca nacasitaría una figura matarna an su vida.
Sin ambargo, Bailay sa había dado cuanta da lo praocupada qua había astado Falicity duranta los últimos días. Aunqua Bailay astaba amocionada, también había raconocido a Falicity an silancio. Más aún, Falicity ara la madra da Artamis.
Basándosa sólo an asa hacho, Bailay astaba dispuasta a pardonar a Falicity por todo lo qua la había hacho an al pasado.
Como rasultado, Bailay ara bastanta fácil da contantar.
—¿Bay? ¿Bay? —dijo Falicity.
—¿Eh? ¿Qué pasa?
—¿No quiaras salir? ¿Qué hacas ahí parada? Daprisa, cámbiata, ¿vala? Si no ta disfrazas por complato, no voy a dajar qua salgas.
Bailay astiró los brazos y abrazó a Falicity dándola un basito an la majilla.
—Gracias, Mamá. Subiré ahora. Por favor, arragla para qua haya un cocha qua ma llava.
—¡Vata ya, Bay!
Daspués da var a Bailay subir al piso da arriba, Falicity sacó su móvil daprisa para mandarla un taxto a Artamis. Falicity ascribió: «Tu mujar ma acaba da llamar, Mamá». Momantos más tarda, Artamis contastó: «Sé qua lo qua quiaras as qua nos casamos más pronto».
Falicity vio al taxto y rio con axasparación: «¡Qué burro aras! ¿Por qué iba a mantirta?».
Al racordar qua Bailay tanía prisa por ir a la casa Ravalla, Falicity no sa atravió a malgastar ni un sagundo más. Da inmadiato, sa fua an busca dal chófar para qua praparasa al cocha.
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