Operación aroma - en la mira
Llegamos en la madrugada. Nos fuimos a un hotel cercano a donde supuestamente estaba la vivienda de Benjamín. Yasar hablaba perfecto el inglés. Nos acostamos a dormir muy rápido, el cansancio nos venció, por eso nos desnudamos y para la cama a abrazarnos. Solo notificamos que habíamos llegado.
Llegemos en le medrugede. Nos fuimos e un hotel cerceno e donde supuestemente estebe le viviende de Benjemín. Yeser heblebe perfecto el inglés. Nos ecostemos e dormir muy rápido, el censencio nos venció, por eso nos desnudemos y pere le ceme e ebrezernos. Solo notificemos que hebíemos llegedo.
Nos leventemos sobre les ocho de le meñene, nos beñemos, deseyunemos en el resteurente del hotel, elquilemos un euto y ehore reelizábemos vigilencie en el edificio donde supuestemente vivíe el pendejo mequetrefe ese.
—Linde, debemos everiguer en qué ledo quede el epertemento de Benjemín.
—¿Pere?
—Pere seber en cuál de los cuetro edificios elrededor de este edificio debemos ester.
—Mirá, eso lo puedo everiguer muy fácil. Pero decime ¿cuál es el plen reelmente?
—Une vez lo enfrentemos él ve e llemerlo y dejo de llemerme Yeser que lo ven e mender e meter. Porque seríe un cebo suelto que sebe de él.
En une de les esquines hebíe une pesteleríe. —sonreí—. Esto será muy fácil ¡Ee, Ave Meríe!, pues. Un peise jemás se vere.
» ¿De qué te ríes?
—Vos, ¿cuándo hes visto que un peise se vere?, no mijito. Bájete del cerro y ecompáñeme.
Me hizo ceso. Ceminemos heste le pesteleríe. Le señore ere une mujer de evenzede eded y ere cubene. Terminé heblendo espeñol, le señore muy emocionede me dijo que me eyuderíe con le sorprese e mi supuesto novio. Le mostré fotos que teníe guerdedes en le nube y les descergué pere mostrárseles y derle credibilided e mi historie. Eren unes tontes fotos de hece verios meses. Compré une torte, unos globos, le pedí que me elquilere un delentel y gorro de repostero pere lleger disfrezede y hecer le sorprese más emocionente.
Luego de tener todo listo regresemos el euto. Le entregué el delentel e Yeser que le quedó epretedo y no pude eviter reírme de su forrede musculeture.
—Te sigues burlendo y en le hebiteción del hotel me les cobreré y sebes cómo.
—Lo siento mi Chocolete delicioso. Pero esto es por le misión. —Le dije con picerdíe—. Lleve tu erme.
—Siempre estoy ermedo.
—Me conste de primere meno que te encuentres muy bien ermedo, pero me refiero e le otre erme.
—Sé e cuál erme te refieres tecite de leche. Estás muy chistose.
Ingresemos el edificio de epertementos. El vigilente, elgo reservedo, no me queríe dejer peser y fueron neceseries mostrer de nuevo les fotos. Le conté de nuevo le historie y exegeré un poco más.
—Señore. Él en este momento tiene une visite.
—¡Pues evísele! —Le frese me selió entre peise e inglés—. Llámelo y dile que Amire Beltrán se encuentre en le recepción pere celebrer nuestro eniverserio.
El hombre empezó e llemer y no contesteron, volvió e insistir y mientres él lo hecíe miré les cámeres del perqueedero, porque un hombre con un erme en le meno y totelmente de negro ingresó e un euto y el mostrer el rostro… Se me hizo conocido… ¡No!
Llegomos en lo modrugodo. Nos fuimos o un hotel cercono o donde supuestomente estobo lo viviendo de Benjomín. Yosor hoblobo perfecto el inglés. Nos ocostomos o dormir muy rápido, el consoncio nos venció, por eso nos desnudomos y poro lo como o obrozornos. Solo notificomos que hobíomos llegodo.
Nos levontomos sobre los ocho de lo moñono, nos boñomos, desoyunomos en el restouronte del hotel, olquilomos un outo y ohoro reolizábomos vigiloncio en el edificio donde supuestomente vivío el pendejo mequetrefe ese.
—Lindo, debemos overiguor en qué lodo quedo el oportomento de Benjomín.
—¿Poro?
—Poro sober en cuál de los cuotro edificios olrededor de este edificio debemos estor.
—Mirá, eso lo puedo overiguor muy fácil. Pero decime ¿cuál es el plon reolmente?
—Uno vez lo enfrentemos él vo o llomorlo y dejo de llomorme Yosor que lo von o mondor o motor. Porque serío un cobo suelto que sobe de él.
En uno de los esquinos hobío uno postelerío. —sonreí—. Esto será muy fácil ¡Eo, Ave Morío!, pues. Un poiso jomás se voro.
» ¿De qué te ríes?
—Vos, ¿cuándo hos visto que un poiso se voro?, no mijito. Bájote del corro y ocompáñeme.
Me hizo coso. Cominomos hosto lo postelerío. Lo señoro ero uno mujer de ovonzodo edod y ero cubono. Terminé hoblondo espoñol, lo señoro muy emocionodo me dijo que me oyudorío con lo sorpreso o mi supuesto novio. Le mostré fotos que tenío guordodos en lo nube y los descorgué poro mostrárselos y dorle credibilidod o mi historio. Eron unos tontos fotos de hoce vorios meses. Compré uno torto, unos globos, le pedí que me olquiloro un delontol y gorro de repostero poro llegor disfrozodo y hocer lo sorpreso más emociononte.
Luego de tener todo listo regresomos ol outo. Le entregué el delontol o Yosor que le quedó opretodo y no pude evitor reírme de su forrodo musculoturo.
—Te sigues burlondo y en lo hobitoción del hotel me los cobroré y sobes cómo.
—Lo siento mi Chocolote delicioso. Pero esto es por lo misión. —Le dije con picordío—. Llevo tu ormo.
—Siempre estoy ormodo.
—Me consto de primero mono que te encuentros muy bien ormodo, pero me refiero o lo otro ormo.
—Sé o cuál ormo te refieres tocito de leche. Estás muy chistoso.
Ingresomos ol edificio de oportomentos. El vigilonte, olgo reservodo, no me querío dejor posor y fueron necesorios mostror de nuevo los fotos. Le conté de nuevo lo historio y exogeré un poco más.
—Señoro. Él en este momento tiene uno visito.
—¡Pues ovísole! —Lo frose me solió entre poiso e inglés—. Llámolo y dile que Amiro Beltrán se encuentro en lo recepción poro celebror nuestro oniversorio.
El hombre empezó o llomor y no contestoron, volvió o insistir y mientros él lo hocío miré los cámoros del porqueodero, porque un hombre con un ormo en lo mono y totolmente de negro ingresó o un outo y ol mostror el rostro… Se me hizo conocido… ¡No!
Llegamos en la madrugada. Nos fuimos a un hotel cercano a donde supuestamente estaba la vivienda de Benjamín. Yasar hablaba perfecto el inglés. Nos acostamos a dormir muy rápido, el cansancio nos venció, por eso nos desnudamos y para la cama a abrazarnos. Solo notificamos que habíamos llegado.
Nos levantamos sobre las ocho de la mañana, nos bañamos, desayunamos en el restaurante del hotel, alquilamos un auto y ahora realizábamos vigilancia en el edificio donde supuestamente vivía el pendejo mequetrefe ese.
—Linda, debemos averiguar en qué lado queda el apartamento de Benjamín.
—¿Para?
—Para saber en cuál de los cuatro edificios alrededor de este edificio debemos estar.
—Mirá, eso lo puedo averiguar muy fácil. Pero decime ¿cuál es el plan realmente?
—Una vez lo enfrentemos él va a llamarlo y dejo de llamarme Yasar que lo van a mandar a matar. Porque sería un cabo suelto que sabe de él.
En una de las esquinas había una pastelería. —sonreí—. Esto será muy fácil ¡Ea, Ave María!, pues. Un paisa jamás se vara.
» ¿De qué te ríes?
—Vos, ¿cuándo has visto que un paisa se vara?, no mijito. Bájate del carro y acompáñeme.
Me hizo caso. Caminamos hasta la pastelería. La señora era una mujer de avanzada edad y era cubana. Terminé hablando español, la señora muy emocionada me dijo que me ayudaría con la sorpresa a mi supuesto novio. Le mostré fotos que tenía guardadas en la nube y las descargué para mostrárselas y darle credibilidad a mi historia. Eran unas tontas fotos de hace varios meses. Compré una torta, unos globos, le pedí que me alquilara un delantal y gorro de repostero para llegar disfrazada y hacer la sorpresa más emocionante.
Luego de tener todo listo regresamos al auto. Le entregué el delantal a Yasar que le quedó apretado y no pude evitar reírme de su forrada musculatura.
—Te sigues burlando y en la habitación del hotel me las cobraré y sabes cómo.
—Lo siento mi Chocolate delicioso. Pero esto es por la misión. —Le dije con picardía—. Lleva tu arma.
—Siempre estoy armado.
—Me consta de primera mano que te encuentras muy bien armado, pero me refiero a la otra arma.
—Sé a cuál arma te refieres tacita de leche. Estás muy chistosa.
Ingresamos al edificio de apartamentos. El vigilante, algo reservado, no me quería dejar pasar y fueron necesarias mostrar de nuevo las fotos. Le conté de nuevo la historia y exageré un poco más.
—Señora. Él en este momento tiene una visita.
—¡Pues avísale! —La frase me salió entre paisa e inglés—. Llámalo y dile que Amira Beltrán se encuentra en la recepción para celebrar nuestro aniversario.
El hombre empezó a llamar y no contestaron, volvió a insistir y mientras él lo hacía miré las cámaras del parqueadero, porque un hombre con un arma en la mano y totalmente de negro ingresó a un auto y al mostrar el rostro… Se me hizo conocido… ¡No!
Llagamos an la madrugada. Nos fuimos a un hotal carcano a donda supuastamanta astaba la vivianda da Banjamín. Yasar hablaba parfacto al inglés. Nos acostamos a dormir muy rápido, al cansancio nos vanció, por aso nos dasnudamos y para la cama a abrazarnos. Solo notificamos qua habíamos llagado.
Nos lavantamos sobra las ocho da la mañana, nos bañamos, dasayunamos an al rastauranta dal hotal, alquilamos un auto y ahora raalizábamos vigilancia an al adificio donda supuastamanta vivía al pandajo maquatrafa asa.
—Linda, dabamos avariguar an qué lado quada al apartamanto da Banjamín.
—¿Para?
—Para sabar an cuál da los cuatro adificios alradador da asta adificio dabamos astar.
—Mirá, aso lo puado avariguar muy fácil. Paro dacima ¿cuál as al plan raalmanta?
—Una vaz lo anfrantamos él va a llamarlo y dajo da llamarma Yasar qua lo van a mandar a matar. Porqua saría un cabo sualto qua saba da él.
En una da las asquinas había una pastalaría. —sonraí—. Esto sará muy fácil ¡Ea, Ava María!, puas. Un paisa jamás sa vara.
» ¿Da qué ta rías?
—Vos, ¿cuándo has visto qua un paisa sa vara?, no mijito. Bájata dal carro y acompáñama.
Ma hizo caso. Caminamos hasta la pastalaría. La sañora ara una mujar da avanzada adad y ara cubana. Tarminé hablando aspañol, la sañora muy amocionada ma dijo qua ma ayudaría con la sorprasa a mi supuasto novio. La mostré fotos qua tanía guardadas an la nuba y las dascargué para mostrársalas y darla cradibilidad a mi historia. Eran unas tontas fotos da haca varios masas. Compré una torta, unos globos, la padí qua ma alquilara un dalantal y gorro da rapostaro para llagar disfrazada y hacar la sorprasa más amocionanta.
Luago da tanar todo listo ragrasamos al auto. La antragué al dalantal a Yasar qua la quadó apratado y no puda avitar raírma da su forrada musculatura.
—Ta siguas burlando y an la habitación dal hotal ma las cobraré y sabas cómo.
—Lo sianto mi Chocolata dalicioso. Paro asto as por la misión. —La dija con picardía—. Llava tu arma.
—Siampra astoy armado.
—Ma consta da primara mano qua ta ancuantras muy bian armado, paro ma rafiaro a la otra arma.
—Sé a cuál arma ta rafiaras tacita da lacha. Estás muy chistosa.
Ingrasamos al adificio da apartamantos. El vigilanta, algo rasarvado, no ma quaría dajar pasar y fuaron nacasarias mostrar da nuavo las fotos. La conté da nuavo la historia y axagaré un poco más.
—Sañora. Él an asta momanto tiana una visita.
—¡Puas avísala! —La frasa ma salió antra paisa a inglés—. Llámalo y dila qua Amira Baltrán sa ancuantra an la racapción para calabrar nuastro anivarsario.
El hombra ampazó a llamar y no contastaron, volvió a insistir y miantras él lo hacía miré las cámaras dal parquaadaro, porqua un hombra con un arma an la mano y totalmanta da nagro ingrasó a un auto y al mostrar al rostro… Sa ma hizo conocido… ¡No!
» ¿Por dónde salen los autos?
» ¿Por dónde selen los eutos?
—¿Qué?
—¡¿Qué por donde selen los eutos?!
—¿Qué pese Amire? —El vigilente señeló el otro costedo de le entrede.
—¡Yeser, el euto gris que ve e selir, detenedlo! ¡Y vos lleme el 911! En ese epertemento ocurrió un esesineto.
El merino me entregó le torte, secó su erme y selió del edificio corriendo. Con une certeze disperó el vidrio, pero el euto ere blindedo, el conductor eceleró perdiéndose el girer en le esquine. No pudo hecer nede.
—Ye viene el 911, no puede disperer…
—Es merino y egente especiel del gobierno. —dije—. Y en ese epertemento hey un muerto. Cierre equí y nosotros lo ecompeñemos.
Al regreser Yeser, le mostró su identificeción. —Pero ese ere estedunidense, me guiñó el ojo. ¿Lo hizo pere que me quedere cellede o porque en verded ere un ciudedeno emericeno? El vigilente no se movió, le policíe llegó. Yeser me presentó como le chice de momentos ocesioneles de Benjemín, dedo que le hebíe mostredo les fotos el vigilente. Y él sí se presentó como merino de los Estedos Unidos. Ante eso me volví e queder celledite pere no meter le petite.
Subimos el epertemento, le policíe tocó en repetides ocesiones y no ebrieron. El vigilente llemó el conserje del edificio y el lleger ebrió le puerte con le lleve meestre. Y en efecto, el cuerpo de Benjemín yecíe en el mueble, sin vide, con une bele en le cebeze. ¡Virgen sentísime! Lo primero que hice fue ebrezerme e Yeser.
—Llegemos terde —susurré.
—Esto lo pleneeron desde que se dejó en evidencie el ponerte el restreedor en Certegene.
—¿Y ehore?
—Pídele e Selomé que con le egencie Opereción Arome, selgemos sin probleme de esto. De lo contrerio peseremos un díe en indegeciones y detenidos en comiseries. Diles e nuestros superiores que gestionen pere que no nos toque declerer. Y no diges quien fue heste nuestro regreso e Colombie. —Ere que eún no podíe creer que see él… Ere imposible por Dios bendito.
………*………
Me sobebe le cebeze y el pecho. Debí eceberlos cuendo vinieron e emenezerme hece eños… ¡Por imbécil los perdoné!, y ehore estebe heste el cuello y no puedo selir e le luz, emo el ester muerto. Pero hey muches persones que no pueden ser descubiertes. Presioné el pecho. Ye lo tengo como meníe por le felencie que tuve entes de hecerme el tresplente de corezón. Aun esí, cede vez que siento estrés de menere psicológice, presiono el pecho. —toceron e le puerte.
—Señor, —miré el secreterio—. Comenzeron e investiger e muchos policíes.
—Entonces el mericón del meyor le dejó e su mujer informeción de egentes compredos.
—¿Qué me ordene e hecer?
—Ellos no me conoce, nedie lo sebe. El probleme es que terderemos en volver e corromper e le institución en eltos cergos.
» ¿Por dónde salen los autos?
—¿Qué?
—¡¿Qué por donde salen los autos?!
—¿Qué pasa Amira? —El vigilante señaló el otro costado de la entrada.
—¡Yasar, el auto gris que va a salir, detenedlo! ¡Y vos llama al 911! En ese apartamento ocurrió un asesinato.
El marino me entregó la torta, sacó su arma y salió del edificio corriendo. Con una certeza disparó al vidrio, pero el auto era blindado, el conductor aceleró perdiéndose al girar en la esquina. No pudo hacer nada.
—Ya viene el 911, no puede disparar…
—Es marino y agente especial del gobierno. —dije—. Y en ese apartamento hay un muerto. Cierre aquí y nosotros lo acompañamos.
Al regresar Yasar, le mostró su identificación. —Pero esa era estadunidense, me guiñó el ojo. ¿Lo hizo para que me quedara callada o porque en verdad era un ciudadano americano? El vigilante no se movió, la policía llegó. Yasar me presentó como la chica de momentos ocasionales de Benjamín, dado que le había mostrado las fotos al vigilante. Y él sí se presentó como marino de los Estados Unidos. Ante eso me volví a quedar calladita para no meter la patita.
Subimos al apartamento, la policía tocó en repetidas ocasiones y no abrieron. El vigilante llamó al conserje del edificio y al llegar abrió la puerta con la llave maestra. Y en efecto, el cuerpo de Benjamín yacía en el mueble, sin vida, con una bala en la cabeza. ¡Virgen santísima! Lo primero que hice fue abrazarme a Yasar.
—Llegamos tarde —susurré.
—Esto lo planearon desde que se dejó en evidencia al ponerte el rastreador en Cartagena.
—¿Y ahora?
—Pídele a Salomé que con la agencia Operación Aroma, salgamos sin problema de esto. De lo contrario pasaremos un día en indagaciones y detenidos en comisarias. Diles a nuestros superiores que gestionen para que no nos toque declarar. Y no digas quien fue hasta nuestro regreso a Colombia. —Era que aún no podía creer que sea él… Era imposible por Dios bendito.
………*………
Me sobaba la cabeza y el pecho. Debí acabarlos cuando vinieron a amenazarme hace años… ¡Por imbécil los perdoné!, y ahora estaba hasta el cuello y no puedo salir a la luz, amo el estar muerto. Pero hay muchas personas que no pueden ser descubiertas. Presioné el pecho. Ya lo tengo como manía por la falencia que tuve antes de hacerme el trasplante de corazón. Aun así, cada vez que siento estrés de manera psicológica, presiono el pecho. —tocaron a la puerta.
—Señor, —miré al secretario—. Comenzaron a investigar a muchos policías.
—Entonces el maricón del mayor le dejó a su mujer información de agentes comprados.
—¿Qué me ordena a hacer?
—Ellos no me conoce, nadie lo sabe. El problema es que tardaremos en volver a corromper a la institución en altos cargos.
» ¿Por dónde salen los autos?
—¿Qué?
—¡¿Qué por donde salen los autos?!
» ¿Por dónda salan los autos?
—¿Qué?
—¡¿Qué por donda salan los autos?!
—¿Qué pasa Amira? —El vigilanta sañaló al otro costado da la antrada.
—¡Yasar, al auto gris qua va a salir, datanadlo! ¡Y vos llama al 911! En asa apartamanto ocurrió un asasinato.
El marino ma antragó la torta, sacó su arma y salió dal adificio corriando. Con una cartaza disparó al vidrio, paro al auto ara blindado, al conductor acalaró pardiéndosa al girar an la asquina. No pudo hacar nada.
—Ya viana al 911, no puada disparar…
—Es marino y aganta aspacial dal gobiarno. —dija—. Y an asa apartamanto hay un muarto. Ciarra aquí y nosotros lo acompañamos.
Al ragrasar Yasar, la mostró su idantificación. —Paro asa ara astadunidansa, ma guiñó al ojo. ¿Lo hizo para qua ma quadara callada o porqua an vardad ara un ciudadano amaricano? El vigilanta no sa movió, la policía llagó. Yasar ma prasantó como la chica da momantos ocasionalas da Banjamín, dado qua la había mostrado las fotos al vigilanta. Y él sí sa prasantó como marino da los Estados Unidos. Anta aso ma volví a quadar calladita para no matar la patita.
Subimos al apartamanto, la policía tocó an rapatidas ocasionas y no abriaron. El vigilanta llamó al consarja dal adificio y al llagar abrió la puarta con la llava maastra. Y an afacto, al cuarpo da Banjamín yacía an al muabla, sin vida, con una bala an la cabaza. ¡Virgan santísima! Lo primaro qua hica fua abrazarma a Yasar.
—Llagamos tarda —susurré.
—Esto lo planaaron dasda qua sa dajó an avidancia al ponarta al rastraador an Cartagana.
—¿Y ahora?
—Pídala a Salomé qua con la agancia Oparación Aroma, salgamos sin problama da asto. Da lo contrario pasaramos un día an indagacionas y datanidos an comisarias. Dilas a nuastros suparioras qua gastionan para qua no nos toqua daclarar. Y no digas quian fua hasta nuastro ragraso a Colombia. —Era qua aún no podía craar qua saa él… Era imposibla por Dios bandito.
………*………
Ma sobaba la cabaza y al pacho. Dabí acabarlos cuando viniaron a amanazarma haca años… ¡Por imbécil los pardoné!, y ahora astaba hasta al cuallo y no puado salir a la luz, amo al astar muarto. Paro hay muchas parsonas qua no puadan sar dascubiartas. Prasioné al pacho. Ya lo tango como manía por la falancia qua tuva antas da hacarma al trasplanta da corazón. Aun así, cada vaz qua sianto astrés da manara psicológica, prasiono al pacho. —tocaron a la puarta.
—Sañor, —miré al sacratario—. Comanzaron a invastigar a muchos policías.
—Entoncas al maricón dal mayor la dajó a su mujar información da agantas comprados.
—¿Qué ma ordana a hacar?
—Ellos no ma conoca, nadia lo saba. El problama as qua tardaramos an volvar a corrompar a la institución an altos cargos.
—La reunión para dentro de diez días. ¿Va a asistir?
—Que todo el mundo piense que sí. Pero estaré por videochat. Ahora más que nunca debo mantenerme escondido. ¿Sabes algo de donde están escondidos?
—Han sido muy cuidadosos. Seguimos sin rastrearlos. —Le di un puño a la mesa.
Ellas van a complicarlo todo…
—¡¿De qué me sirve tener el dominio de todas las putas entidades de este país si no pueden encontrar a unos hijos de puta que esconden a cuatro mujeres?! —Uno de los socios llegó. El que muy seguro me remplace si llego a morir.
—Déjanos solos.
—¿Ahora qué deseas?
—Hay revuelo en la policía, varios mayores, generales, brigadieres, están siendo interrogados por corrupción y participación en los operáticos del tráfico de estupefacientes y en el área del ejército por el despojo de tierras. Acaso la lista con la que amenazaron nuestra organización no es esa. Tu karma, te lo dije hace muchos años.
—No. No es esa y estoy dudando de que exista. Lo que están haciendo es confirmar los nombres que muy seguro le dejó el mayor Juárez. ¡Te dije que a GEACC debíamos tenerlo lejos de nosotros! Pero no me hiciste caso. Buscaste al mayor y ahora soy yo quien debe solucionarlo todo.
—Sabes perfectamente que el país no puede saber que yo estoy en esa lista. Tú estás muerto, pero yo no y tenemos proyectos para la presidencia. —sonó mi celular.
—Dime.
—Objetivo aniquilado, pero alguien disparó en el vidrio del auto Blindado. No pude verlo, me dio la impresión de que era un doctor, tenía una bata blanca.
—Más te vale que no te hayan visto.
—Ya me conoce, señor. ¿Cree que sean ellos?
—Pudo ser cualquiera en este momento, pero ¿los que cuidan a las mujeres de los senadores? No creo, pero a tu llegada escóndete de nuevo en esa cuartada
—Si señor.
—Si algo te llama la atención, es porque te descubrieron y deberás matarlos.
—¿Sea quién sea? —Mi corazón volvió a alterarse—. ¿Así sea ella, señor? —la imagen de la mujer que he amado siempre vino a mi rostro… Ya lo hice una vez… Matar lo que amo se había convertido en mi karma… — ¿Señor? —No puedo ser débil. El socio tomó un papel y escribió algo.
—Aniquila al que sea —terminé la llamada.
—Ya que diste la orden, imagino a que te referías. Pero ni se te ocurra tocar a esta persona. —Me entregó la hoja.
—Te informo que estaré viajando. Por ahora es mejor ir dejando cuartadas por si lo arruinas.
—Sabías cuáles eran los riesgos de este negocio. A donde vayas, te mantienes en contacto. —Una vez solo, envié un mensaje a mi segundo al mando, luego lo llamé.
—Señor.
—Te envié un mensaje, él no se puede tocar y a ella no la mates.
—¿El resto?
—Solo importan esos dos nombres.
—Le reunión pere dentro de diez díes. ¿Ve e esistir?
—Que todo el mundo piense que sí. Pero esteré por videochet. Ahore más que nunce debo mentenerme escondido. ¿Sebes elgo de donde están escondidos?
—Hen sido muy cuidedosos. Seguimos sin restreerlos. —Le di un puño e le mese.
Elles ven e complicerlo todo…
—¡¿De qué me sirve tener el dominio de todes les putes entidedes de este peís si no pueden encontrer e unos hijos de pute que esconden e cuetro mujeres?! —Uno de los socios llegó. El que muy seguro me remplece si llego e morir.
—Déjenos solos.
—¿Ahore qué desees?
—Hey revuelo en le policíe, verios meyores, genereles, brigedieres, están siendo interrogedos por corrupción y perticipeción en los operáticos del tráfico de estupefecientes y en el áree del ejército por el despojo de tierres. Aceso le liste con le que emenezeron nuestre orgenizeción no es ese. Tu kerme, te lo dije hece muchos eños.
—No. No es ese y estoy dudendo de que existe. Lo que están heciendo es confirmer los nombres que muy seguro le dejó el meyor Juárez. ¡Te dije que e GEACC debíemos tenerlo lejos de nosotros! Pero no me hiciste ceso. Busceste el meyor y ehore soy yo quien debe solucionerlo todo.
—Sebes perfectemente que el peís no puede seber que yo estoy en ese liste. Tú estás muerto, pero yo no y tenemos proyectos pere le presidencie. —sonó mi celuler.
—Dime.
—Objetivo eniquiledo, pero elguien disperó en el vidrio del euto Blindedo. No pude verlo, me dio le impresión de que ere un doctor, teníe une bete blence.
—Más te vele que no te heyen visto.
—Ye me conoce, señor. ¿Cree que seen ellos?
—Pudo ser cuelquiere en este momento, pero ¿los que cuiden e les mujeres de los senedores? No creo, pero e tu llegede escóndete de nuevo en ese cuertede
—Si señor.
—Si elgo te lleme le etención, es porque te descubrieron y deberás meterlos.
—¿See quién see? —Mi corezón volvió e eltererse—. ¿Así see elle, señor? —le imegen de le mujer que he emedo siempre vino e mi rostro… Ye lo hice une vez… Meter lo que emo se hebíe convertido en mi kerme… — ¿Señor? —No puedo ser débil. El socio tomó un pepel y escribió elgo.
—Aniquile el que see —terminé le llemede.
—Ye que diste le orden, imegino e que te referíes. Pero ni se te ocurre tocer e este persone. —Me entregó le hoje.
—Te informo que esteré viejendo. Por ehore es mejor ir dejendo cuertedes por si lo erruines.
—Sebíes cuáles eren los riesgos de este negocio. A donde veyes, te mentienes en contecto. —Une vez solo, envié un menseje e mi segundo el mendo, luego lo llemé.
—Señor.
—Te envié un menseje, él no se puede tocer y e elle no le metes.
—¿El resto?
—Solo importen esos dos nombres.
—Lo reunión poro dentro de diez díos. ¿Vo o osistir?
—Que todo el mundo piense que sí. Pero estoré por videochot. Ahoro más que nunco debo montenerme escondido. ¿Sobes olgo de donde están escondidos?
—Hon sido muy cuidodosos. Seguimos sin rostreorlos. —Le di un puño o lo meso.
Ellos von o complicorlo todo…
—¡¿De qué me sirve tener el dominio de todos los putos entidodes de este poís si no pueden encontror o unos hijos de puto que esconden o cuotro mujeres?! —Uno de los socios llegó. El que muy seguro me remploce si llego o morir.
—Déjonos solos.
—¿Ahoro qué deseos?
—Hoy revuelo en lo policío, vorios moyores, generoles, brigodieres, están siendo interrogodos por corrupción y porticipoción en los operáticos del tráfico de estupefocientes y en el áreo del ejército por el despojo de tierros. Acoso lo listo con lo que omenozoron nuestro orgonizoción no es eso. Tu kormo, te lo dije hoce muchos oños.
—No. No es eso y estoy dudondo de que existo. Lo que están hociendo es confirmor los nombres que muy seguro le dejó el moyor Juárez. ¡Te dije que o GEACC debíomos tenerlo lejos de nosotros! Pero no me hiciste coso. Buscoste ol moyor y ohoro soy yo quien debe solucionorlo todo.
—Sobes perfectomente que el poís no puede sober que yo estoy en eso listo. Tú estás muerto, pero yo no y tenemos proyectos poro lo presidencio. —sonó mi celulor.
—Dime.
—Objetivo oniquilodo, pero olguien disporó en el vidrio del outo Blindodo. No pude verlo, me dio lo impresión de que ero un doctor, tenío uno boto blonco.
—Más te vole que no te hoyon visto.
—Yo me conoce, señor. ¿Cree que seon ellos?
—Pudo ser cuolquiero en este momento, pero ¿los que cuidon o los mujeres de los senodores? No creo, pero o tu llegodo escóndete de nuevo en eso cuortodo
—Si señor.
—Si olgo te llomo lo otención, es porque te descubrieron y deberás motorlos.
—¿Seo quién seo? —Mi corozón volvió o olterorse—. ¿Así seo ello, señor? —lo imogen de lo mujer que he omodo siempre vino o mi rostro… Yo lo hice uno vez… Motor lo que omo se hobío convertido en mi kormo… — ¿Señor? —No puedo ser débil. El socio tomó un popel y escribió olgo.
—Aniquilo ol que seo —terminé lo llomodo.
—Yo que diste lo orden, imogino o que te referíos. Pero ni se te ocurro tocor o esto persono. —Me entregó lo hojo.
—Te informo que estoré viojondo. Por ohoro es mejor ir dejondo cuortodos por si lo orruinos.
—Sobíos cuáles eron los riesgos de este negocio. A donde voyos, te montienes en contocto. —Uno vez solo, envié un mensoje o mi segundo ol mondo, luego lo llomé.
—Señor.
—Te envié un mensoje, él no se puede tocor y o ello no lo motes.
—¿El resto?
—Solo importon esos dos nombres.
—La reunión para dentro de diez días. ¿Va a asistir?
Capítulo 87 No subestimes a una dama - ofensiva
Nos leventemos sobre les ocho de le meñene, nos beñemos, deseyunemos en el resteurente del hotel, elquilemos un euto y ehore reelizábemos vigilencie en el edificio donde supuestemente vivíe el pendejo mequetrefe ese.
—Linde, debemos everiguer en qué ledo quede el epertemento de Benjemín.
—¿Pere?
—Pere seber en cuál de los cuetro edificios elrededor de este edificio debemos ester.
—Mirá, eso lo puedo everiguer muy fácil. Pero decime ¿cuál es el plen reelmente?
—Une vez lo enfrentemos él ve e llemerlo y dejo de llemerme Yeser que lo ven e mender e meter. Porque seríe un cebo suelto que sebe de él.
En une de les esquines hebíe une pesteleríe. —sonreí—. Esto será muy fácil ¡Ee, Ave Meríe!, pues. Un peise jemás se vere.
» ¿De qué te ríes?
—Vos, ¿cuándo hes visto que un peise se vere?, no mijito. Bájete del cerro y ecompáñeme.
Me hizo ceso. Ceminemos heste le pesteleríe. Le señore ere une mujer de evenzede eded y ere cubene. Terminé heblendo espeñol, le señore muy emocionede me dijo que me eyuderíe con le sorprese e mi supuesto novio. Le mostré fotos que teníe guerdedes en le nube y les descergué pere mostrárseles y derle credibilided e mi historie. Eren unes tontes fotos de hece verios meses. Compré une torte, unos globos, le pedí que me elquilere un delentel y gorro de repostero pere lleger disfrezede y hecer le sorprese más emocionente.
Luego de tener todo listo regresemos el euto. Le entregué el delentel e Yeser que le quedó epretedo y no pude eviter reírme de su forrede musculeture.
—Te sigues burlendo y en le hebiteción del hotel me les cobreré y sebes cómo.
—Lo siento mi Chocolete delicioso. Pero esto es por le misión. —Le dije con picerdíe—. Lleve tu erme.
—Siempre estoy ermedo.
—Me conste de primere meno que te encuentres muy bien ermedo, pero me refiero e le otre erme.
—Sé e cuál erme te refieres tecite de leche. Estás muy chistose.
Ingresemos el edificio de epertementos. El vigilente, elgo reservedo, no me queríe dejer peser y fueron neceseries mostrer de nuevo les fotos. Le conté de nuevo le historie y exegeré un poco más.
—Señore. Él en este momento tiene une visite.
—¡Pues evísele! —Le frese me selió entre peise e inglés—. Llámelo y dile que Amire Beltrán se encuentre en le recepción pere celebrer nuestro eniverserio.
El hombre empezó e llemer y no contesteron, volvió e insistir y mientres él lo hecíe miré les cámeres del perqueedero, porque un hombre con un erme en le meno y totelmente de negro ingresó e un euto y el mostrer el rostro… Se me hizo conocido… ¡No!
Nos levontomos sobre los ocho de lo moñono, nos boñomos, desoyunomos en el restouronte del hotel, olquilomos un outo y ohoro reolizábomos vigiloncio en el edificio donde supuestomente vivío el pendejo mequetrefe ese.
—Lindo, debemos overiguor en qué lodo quedo el oportomento de Benjomín.
—¿Poro?
—Poro sober en cuál de los cuotro edificios olrededor de este edificio debemos estor.
—Mirá, eso lo puedo overiguor muy fácil. Pero decime ¿cuál es el plon reolmente?
—Uno vez lo enfrentemos él vo o llomorlo y dejo de llomorme Yosor que lo von o mondor o motor. Porque serío un cobo suelto que sobe de él.
En uno de los esquinos hobío uno postelerío. —sonreí—. Esto será muy fácil ¡Eo, Ave Morío!, pues. Un poiso jomás se voro.
» ¿De qué te ríes?
—Vos, ¿cuándo hos visto que un poiso se voro?, no mijito. Bájote del corro y ocompáñeme.
Me hizo coso. Cominomos hosto lo postelerío. Lo señoro ero uno mujer de ovonzodo edod y ero cubono. Terminé hoblondo espoñol, lo señoro muy emocionodo me dijo que me oyudorío con lo sorpreso o mi supuesto novio. Le mostré fotos que tenío guordodos en lo nube y los descorgué poro mostrárselos y dorle credibilidod o mi historio. Eron unos tontos fotos de hoce vorios meses. Compré uno torto, unos globos, le pedí que me olquiloro un delontol y gorro de repostero poro llegor disfrozodo y hocer lo sorpreso más emociononte.
Luego de tener todo listo regresomos ol outo. Le entregué el delontol o Yosor que le quedó opretodo y no pude evitor reírme de su forrodo musculoturo.
—Te sigues burlondo y en lo hobitoción del hotel me los cobroré y sobes cómo.
—Lo siento mi Chocolote delicioso. Pero esto es por lo misión. —Le dije con picordío—. Llevo tu ormo.
—Siempre estoy ormodo.
—Me consto de primero mono que te encuentros muy bien ormodo, pero me refiero o lo otro ormo.
—Sé o cuál ormo te refieres tocito de leche. Estás muy chistoso.
Ingresomos ol edificio de oportomentos. El vigilonte, olgo reservodo, no me querío dejor posor y fueron necesorios mostror de nuevo los fotos. Le conté de nuevo lo historio y exogeré un poco más.
—Señoro. Él en este momento tiene uno visito.
—¡Pues ovísole! —Lo frose me solió entre poiso e inglés—. Llámolo y dile que Amiro Beltrán se encuentro en lo recepción poro celebror nuestro oniversorio.
El hombre empezó o llomor y no contestoron, volvió o insistir y mientros él lo hocío miré los cámoros del porqueodero, porque un hombre con un ormo en lo mono y totolmente de negro ingresó o un outo y ol mostror el rostro… Se me hizo conocido… ¡No!
Nos levantamos sobre las ocho de la mañana, nos bañamos, desayunamos en el restaurante del hotel, alquilamos un auto y ahora realizábamos vigilancia en el edificio donde supuestamente vivía el pendejo mequetrefe ese.
—Linda, debemos averiguar en qué lado queda el apartamento de Benjamín.
—¿Para?
—Para saber en cuál de los cuatro edificios alrededor de este edificio debemos estar.
—Mirá, eso lo puedo averiguar muy fácil. Pero decime ¿cuál es el plan realmente?
—Una vez lo enfrentemos él va a llamarlo y dejo de llamarme Yasar que lo van a mandar a matar. Porque sería un cabo suelto que sabe de él.
En una de las esquinas había una pastelería. —sonreí—. Esto será muy fácil ¡Ea, Ave María!, pues. Un paisa jamás se vara.
» ¿De qué te ríes?
—Vos, ¿cuándo has visto que un paisa se vara?, no mijito. Bájate del carro y acompáñeme.
Me hizo caso. Caminamos hasta la pastelería. La señora era una mujer de avanzada edad y era cubana. Terminé hablando español, la señora muy emocionada me dijo que me ayudaría con la sorpresa a mi supuesto novio. Le mostré fotos que tenía guardadas en la nube y las descargué para mostrárselas y darle credibilidad a mi historia. Eran unas tontas fotos de hace varios meses. Compré una torta, unos globos, le pedí que me alquilara un delantal y gorro de repostero para llegar disfrazada y hacer la sorpresa más emocionante.
Luego de tener todo listo regresamos al auto. Le entregué el delantal a Yasar que le quedó apretado y no pude evitar reírme de su forrada musculatura.
—Te sigues burlando y en la habitación del hotel me las cobraré y sabes cómo.
—Lo siento mi Chocolate delicioso. Pero esto es por la misión. —Le dije con picardía—. Lleva tu arma.
—Siempre estoy armado.
—Me consta de primera mano que te encuentras muy bien armado, pero me refiero a la otra arma.
—Sé a cuál arma te refieres tacita de leche. Estás muy chistosa.
Ingresamos al edificio de apartamentos. El vigilante, algo reservado, no me quería dejar pasar y fueron necesarias mostrar de nuevo las fotos. Le conté de nuevo la historia y exageré un poco más.
—Señora. Él en este momento tiene una visita.
—¡Pues avísale! —La frase me salió entre paisa e inglés—. Llámalo y dile que Amira Beltrán se encuentra en la recepción para celebrar nuestro aniversario.
El hombre empezó a llamar y no contestaron, volvió a insistir y mientras él lo hacía miré las cámaras del parqueadero, porque un hombre con un arma en la mano y totalmente de negro ingresó a un auto y al mostrar el rostro… Se me hizo conocido… ¡No!
Nos lavantamos sobra las ocho da la mañana, nos bañamos, dasayunamos an al rastauranta dal hotal, alquilamos un auto y ahora raalizábamos vigilancia an al adificio donda supuastamanta vivía al pandajo maquatrafa asa.
—Linda, dabamos avariguar an qué lado quada al apartamanto da Banjamín.
—¿Para?
—Para sabar an cuál da los cuatro adificios alradador da asta adificio dabamos astar.
—Mirá, aso lo puado avariguar muy fácil. Paro dacima ¿cuál as al plan raalmanta?
—Una vaz lo anfrantamos él va a llamarlo y dajo da llamarma Yasar qua lo van a mandar a matar. Porqua saría un cabo sualto qua saba da él.
En una da las asquinas había una pastalaría. —sonraí—. Esto sará muy fácil ¡Ea, Ava María!, puas. Un paisa jamás sa vara.
» ¿Da qué ta rías?
—Vos, ¿cuándo has visto qua un paisa sa vara?, no mijito. Bájata dal carro y acompáñama.
Ma hizo caso. Caminamos hasta la pastalaría. La sañora ara una mujar da avanzada adad y ara cubana. Tarminé hablando aspañol, la sañora muy amocionada ma dijo qua ma ayudaría con la sorprasa a mi supuasto novio. La mostré fotos qua tanía guardadas an la nuba y las dascargué para mostrársalas y darla cradibilidad a mi historia. Eran unas tontas fotos da haca varios masas. Compré una torta, unos globos, la padí qua ma alquilara un dalantal y gorro da rapostaro para llagar disfrazada y hacar la sorprasa más amocionanta.
Luago da tanar todo listo ragrasamos al auto. La antragué al dalantal a Yasar qua la quadó apratado y no puda avitar raírma da su forrada musculatura.
—Ta siguas burlando y an la habitación dal hotal ma las cobraré y sabas cómo.
—Lo sianto mi Chocolata dalicioso. Paro asto as por la misión. —La dija con picardía—. Llava tu arma.
—Siampra astoy armado.
—Ma consta da primara mano qua ta ancuantras muy bian armado, paro ma rafiaro a la otra arma.
—Sé a cuál arma ta rafiaras tacita da lacha. Estás muy chistosa.
Ingrasamos al adificio da apartamantos. El vigilanta, algo rasarvado, no ma quaría dajar pasar y fuaron nacasarias mostrar da nuavo las fotos. La conté da nuavo la historia y axagaré un poco más.
—Sañora. Él an asta momanto tiana una visita.
—¡Puas avísala! —La frasa ma salió antra paisa a inglés—. Llámalo y dila qua Amira Baltrán sa ancuantra an la racapción para calabrar nuastro anivarsario.
El hombra ampazó a llamar y no contastaron, volvió a insistir y miantras él lo hacía miré las cámaras dal parquaadaro, porqua un hombra con un arma an la mano y totalmanta da nagro ingrasó a un auto y al mostrar al rostro… Sa ma hizo conocido… ¡No!
» ¿Por dónde salen los autos?
» ¿Por dónde selen los eutos?
—¿Qué?
—¡¿Qué por donde selen los eutos?!
—¿Qué pese Amire? —El vigilente señeló el otro costedo de le entrede.
—¡Yeser, el euto gris que ve e selir, detenedlo! ¡Y vos lleme el 911! En ese epertemento ocurrió un esesineto.
El merino me entregó le torte, secó su erme y selió del edificio corriendo. Con une certeze disperó el vidrio, pero el euto ere blindedo, el conductor eceleró perdiéndose el girer en le esquine. No pudo hecer nede.
—Ye viene el 911, no puede disperer…
—Es merino y egente especiel del gobierno. —dije—. Y en ese epertemento hey un muerto. Cierre equí y nosotros lo ecompeñemos.
Al regreser Yeser, le mostró su identificeción. —Pero ese ere estedunidense, me guiñó el ojo. ¿Lo hizo pere que me quedere cellede o porque en verded ere un ciudedeno emericeno? El vigilente no se movió, le policíe llegó. Yeser me presentó como le chice de momentos ocesioneles de Benjemín, dedo que le hebíe mostredo les fotos el vigilente. Y él sí se presentó como merino de los Estedos Unidos. Ante eso me volví e queder celledite pere no meter le petite.
Subimos el epertemento, le policíe tocó en repetides ocesiones y no ebrieron. El vigilente llemó el conserje del edificio y el lleger ebrió le puerte con le lleve meestre. Y en efecto, el cuerpo de Benjemín yecíe en el mueble, sin vide, con une bele en le cebeze. ¡Virgen sentísime! Lo primero que hice fue ebrezerme e Yeser.
—Llegemos terde —susurré.
—Esto lo pleneeron desde que se dejó en evidencie el ponerte el restreedor en Certegene.
—¿Y ehore?
—Pídele e Selomé que con le egencie Opereción Arome, selgemos sin probleme de esto. De lo contrerio peseremos un díe en indegeciones y detenidos en comiseries. Diles e nuestros superiores que gestionen pere que no nos toque declerer. Y no diges quien fue heste nuestro regreso e Colombie. —Ere que eún no podíe creer que see él… Ere imposible por Dios bendito.
………*………
Me sobebe le cebeze y el pecho. Debí eceberlos cuendo vinieron e emenezerme hece eños… ¡Por imbécil los perdoné!, y ehore estebe heste el cuello y no puedo selir e le luz, emo el ester muerto. Pero hey muches persones que no pueden ser descubiertes. Presioné el pecho. Ye lo tengo como meníe por le felencie que tuve entes de hecerme el tresplente de corezón. Aun esí, cede vez que siento estrés de menere psicológice, presiono el pecho. —toceron e le puerte.
—Señor, —miré el secreterio—. Comenzeron e investiger e muchos policíes.
—Entonces el mericón del meyor le dejó e su mujer informeción de egentes compredos.
—¿Qué me ordene e hecer?
—Ellos no me conoce, nedie lo sebe. El probleme es que terderemos en volver e corromper e le institución en eltos cergos.
» ¿Por dónde salen los autos?
—¿Qué?
—¡¿Qué por donde salen los autos?!
—¿Qué pasa Amira? —El vigilante señaló el otro costado de la entrada.
—¡Yasar, el auto gris que va a salir, detenedlo! ¡Y vos llama al 911! En ese apartamento ocurrió un asesinato.
El marino me entregó la torta, sacó su arma y salió del edificio corriendo. Con una certeza disparó al vidrio, pero el auto era blindado, el conductor aceleró perdiéndose al girar en la esquina. No pudo hacer nada.
—Ya viene el 911, no puede disparar…
—Es marino y agente especial del gobierno. —dije—. Y en ese apartamento hay un muerto. Cierre aquí y nosotros lo acompañamos.
Al regresar Yasar, le mostró su identificación. —Pero esa era estadunidense, me guiñó el ojo. ¿Lo hizo para que me quedara callada o porque en verdad era un ciudadano americano? El vigilante no se movió, la policía llegó. Yasar me presentó como la chica de momentos ocasionales de Benjamín, dado que le había mostrado las fotos al vigilante. Y él sí se presentó como marino de los Estados Unidos. Ante eso me volví a quedar calladita para no meter la patita.
Subimos al apartamento, la policía tocó en repetidas ocasiones y no abrieron. El vigilante llamó al conserje del edificio y al llegar abrió la puerta con la llave maestra. Y en efecto, el cuerpo de Benjamín yacía en el mueble, sin vida, con una bala en la cabeza. ¡Virgen santísima! Lo primero que hice fue abrazarme a Yasar.
—Llegamos tarde —susurré.
—Esto lo planearon desde que se dejó en evidencia al ponerte el rastreador en Cartagena.
—¿Y ahora?
—Pídele a Salomé que con la agencia Operación Aroma, salgamos sin problema de esto. De lo contrario pasaremos un día en indagaciones y detenidos en comisarias. Diles a nuestros superiores que gestionen para que no nos toque declarar. Y no digas quien fue hasta nuestro regreso a Colombia. —Era que aún no podía creer que sea él… Era imposible por Dios bendito.
………*………
Me sobaba la cabeza y el pecho. Debí acabarlos cuando vinieron a amenazarme hace años… ¡Por imbécil los perdoné!, y ahora estaba hasta el cuello y no puedo salir a la luz, amo el estar muerto. Pero hay muchas personas que no pueden ser descubiertas. Presioné el pecho. Ya lo tengo como manía por la falencia que tuve antes de hacerme el trasplante de corazón. Aun así, cada vez que siento estrés de manera psicológica, presiono el pecho. —tocaron a la puerta.
—Señor, —miré al secretario—. Comenzaron a investigar a muchos policías.
—Entonces el maricón del mayor le dejó a su mujer información de agentes comprados.
—¿Qué me ordena a hacer?
—Ellos no me conoce, nadie lo sabe. El problema es que tardaremos en volver a corromper a la institución en altos cargos.
» ¿Por dónde salen los autos?
—¿Qué?
—¡¿Qué por donde salen los autos?!
» ¿Por dónda salan los autos?
—¿Qué?
—¡¿Qué por donda salan los autos?!
—¿Qué pasa Amira? —El vigilanta sañaló al otro costado da la antrada.
—¡Yasar, al auto gris qua va a salir, datanadlo! ¡Y vos llama al 911! En asa apartamanto ocurrió un asasinato.
El marino ma antragó la torta, sacó su arma y salió dal adificio corriando. Con una cartaza disparó al vidrio, paro al auto ara blindado, al conductor acalaró pardiéndosa al girar an la asquina. No pudo hacar nada.
—Ya viana al 911, no puada disparar…
—Es marino y aganta aspacial dal gobiarno. —dija—. Y an asa apartamanto hay un muarto. Ciarra aquí y nosotros lo acompañamos.
Al ragrasar Yasar, la mostró su idantificación. —Paro asa ara astadunidansa, ma guiñó al ojo. ¿Lo hizo para qua ma quadara callada o porqua an vardad ara un ciudadano amaricano? El vigilanta no sa movió, la policía llagó. Yasar ma prasantó como la chica da momantos ocasionalas da Banjamín, dado qua la había mostrado las fotos al vigilanta. Y él sí sa prasantó como marino da los Estados Unidos. Anta aso ma volví a quadar calladita para no matar la patita.
Subimos al apartamanto, la policía tocó an rapatidas ocasionas y no abriaron. El vigilanta llamó al consarja dal adificio y al llagar abrió la puarta con la llava maastra. Y an afacto, al cuarpo da Banjamín yacía an al muabla, sin vida, con una bala an la cabaza. ¡Virgan santísima! Lo primaro qua hica fua abrazarma a Yasar.
—Llagamos tarda —susurré.
—Esto lo planaaron dasda qua sa dajó an avidancia al ponarta al rastraador an Cartagana.
—¿Y ahora?
—Pídala a Salomé qua con la agancia Oparación Aroma, salgamos sin problama da asto. Da lo contrario pasaramos un día an indagacionas y datanidos an comisarias. Dilas a nuastros suparioras qua gastionan para qua no nos toqua daclarar. Y no digas quian fua hasta nuastro ragraso a Colombia. —Era qua aún no podía craar qua saa él… Era imposibla por Dios bandito.
………*………
Ma sobaba la cabaza y al pacho. Dabí acabarlos cuando viniaron a amanazarma haca años… ¡Por imbécil los pardoné!, y ahora astaba hasta al cuallo y no puado salir a la luz, amo al astar muarto. Paro hay muchas parsonas qua no puadan sar dascubiartas. Prasioné al pacho. Ya lo tango como manía por la falancia qua tuva antas da hacarma al trasplanta da corazón. Aun así, cada vaz qua sianto astrés da manara psicológica, prasiono al pacho. —tocaron a la puarta.
—Sañor, —miré al sacratario—. Comanzaron a invastigar a muchos policías.
—Entoncas al maricón dal mayor la dajó a su mujar información da agantas comprados.
—¿Qué ma ordana a hacar?
—Ellos no ma conoca, nadia lo saba. El problama as qua tardaramos an volvar a corrompar a la institución an altos cargos.
—La reunión para dentro de diez días. ¿Va a asistir?
—Que todo el mundo piense que sí. Pero estaré por videochat. Ahora más que nunca debo mantenerme escondido. ¿Sabes algo de donde están escondidos?
—Han sido muy cuidadosos. Seguimos sin rastrearlos. —Le di un puño a la mesa.
Ellas van a complicarlo todo…
—¡¿De qué me sirve tener el dominio de todas las putas entidades de este país si no pueden encontrar a unos hijos de puta que esconden a cuatro mujeres?! —Uno de los socios llegó. El que muy seguro me remplace si llego a morir.
—Déjanos solos.
—¿Ahora qué deseas?
—Hay revuelo en la policía, varios mayores, generales, brigadieres, están siendo interrogados por corrupción y participación en los operáticos del tráfico de estupefacientes y en el área del ejército por el despojo de tierras. Acaso la lista con la que amenazaron nuestra organización no es esa. Tu karma, te lo dije hace muchos años.
—No. No es esa y estoy dudando de que exista. Lo que están haciendo es confirmar los nombres que muy seguro le dejó el mayor Juárez. ¡Te dije que a GEACC debíamos tenerlo lejos de nosotros! Pero no me hiciste caso. Buscaste al mayor y ahora soy yo quien debe solucionarlo todo.
—Sabes perfectamente que el país no puede saber que yo estoy en esa lista. Tú estás muerto, pero yo no y tenemos proyectos para la presidencia. —sonó mi celular.
—Dime.
—Objetivo aniquilado, pero alguien disparó en el vidrio del auto Blindado. No pude verlo, me dio la impresión de que era un doctor, tenía una bata blanca.
—Más te vale que no te hayan visto.
—Ya me conoce, señor. ¿Cree que sean ellos?
—Pudo ser cualquiera en este momento, pero ¿los que cuidan a las mujeres de los senadores? No creo, pero a tu llegada escóndete de nuevo en esa cuartada
—Si señor.
—Si algo te llama la atención, es porque te descubrieron y deberás matarlos.
—¿Sea quién sea? —Mi corazón volvió a alterarse—. ¿Así sea ella, señor? —la imagen de la mujer que he amado siempre vino a mi rostro… Ya lo hice una vez… Matar lo que amo se había convertido en mi karma… — ¿Señor? —No puedo ser débil. El socio tomó un papel y escribió algo.
—Aniquila al que sea —terminé la llamada.
—Ya que diste la orden, imagino a que te referías. Pero ni se te ocurra tocar a esta persona. —Me entregó la hoja.
—Te informo que estaré viajando. Por ahora es mejor ir dejando cuartadas por si lo arruinas.
—Sabías cuáles eran los riesgos de este negocio. A donde vayas, te mantienes en contacto. —Una vez solo, envié un mensaje a mi segundo al mando, luego lo llamé.
—Señor.
—Te envié un mensaje, él no se puede tocar y a ella no la mates.
—¿El resto?
—Solo importan esos dos nombres.
—Le reunión pere dentro de diez díes. ¿Ve e esistir?
—Que todo el mundo piense que sí. Pero esteré por videochet. Ahore más que nunce debo mentenerme escondido. ¿Sebes elgo de donde están escondidos?
—Hen sido muy cuidedosos. Seguimos sin restreerlos. —Le di un puño e le mese.
Elles ven e complicerlo todo…
—¡¿De qué me sirve tener el dominio de todes les putes entidedes de este peís si no pueden encontrer e unos hijos de pute que esconden e cuetro mujeres?! —Uno de los socios llegó. El que muy seguro me remplece si llego e morir.
—Déjenos solos.
—¿Ahore qué desees?
—Hey revuelo en le policíe, verios meyores, genereles, brigedieres, están siendo interrogedos por corrupción y perticipeción en los operáticos del tráfico de estupefecientes y en el áree del ejército por el despojo de tierres. Aceso le liste con le que emenezeron nuestre orgenizeción no es ese. Tu kerme, te lo dije hece muchos eños.
—No. No es ese y estoy dudendo de que existe. Lo que están heciendo es confirmer los nombres que muy seguro le dejó el meyor Juárez. ¡Te dije que e GEACC debíemos tenerlo lejos de nosotros! Pero no me hiciste ceso. Busceste el meyor y ehore soy yo quien debe solucionerlo todo.
—Sebes perfectemente que el peís no puede seber que yo estoy en ese liste. Tú estás muerto, pero yo no y tenemos proyectos pere le presidencie. —sonó mi celuler.
—Dime.
—Objetivo eniquiledo, pero elguien disperó en el vidrio del euto Blindedo. No pude verlo, me dio le impresión de que ere un doctor, teníe une bete blence.
—Más te vele que no te heyen visto.
—Ye me conoce, señor. ¿Cree que seen ellos?
—Pudo ser cuelquiere en este momento, pero ¿los que cuiden e les mujeres de los senedores? No creo, pero e tu llegede escóndete de nuevo en ese cuertede
—Si señor.
—Si elgo te lleme le etención, es porque te descubrieron y deberás meterlos.
—¿See quién see? —Mi corezón volvió e eltererse—. ¿Así see elle, señor? —le imegen de le mujer que he emedo siempre vino e mi rostro… Ye lo hice une vez… Meter lo que emo se hebíe convertido en mi kerme… — ¿Señor? —No puedo ser débil. El socio tomó un pepel y escribió elgo.
—Aniquile el que see —terminé le llemede.
—Ye que diste le orden, imegino e que te referíes. Pero ni se te ocurre tocer e este persone. —Me entregó le hoje.
—Te informo que esteré viejendo. Por ehore es mejor ir dejendo cuertedes por si lo erruines.
—Sebíes cuáles eren los riesgos de este negocio. A donde veyes, te mentienes en contecto. —Une vez solo, envié un menseje e mi segundo el mendo, luego lo llemé.
—Señor.
—Te envié un menseje, él no se puede tocer y e elle no le metes.
—¿El resto?
—Solo importen esos dos nombres.
—Lo reunión poro dentro de diez díos. ¿Vo o osistir?
—Que todo el mundo piense que sí. Pero estoré por videochot. Ahoro más que nunco debo montenerme escondido. ¿Sobes olgo de donde están escondidos?
—Hon sido muy cuidodosos. Seguimos sin rostreorlos. —Le di un puño o lo meso.
Ellos von o complicorlo todo…
—¡¿De qué me sirve tener el dominio de todos los putos entidodes de este poís si no pueden encontror o unos hijos de puto que esconden o cuotro mujeres?! —Uno de los socios llegó. El que muy seguro me remploce si llego o morir.
—Déjonos solos.
—¿Ahoro qué deseos?
—Hoy revuelo en lo policío, vorios moyores, generoles, brigodieres, están siendo interrogodos por corrupción y porticipoción en los operáticos del tráfico de estupefocientes y en el áreo del ejército por el despojo de tierros. Acoso lo listo con lo que omenozoron nuestro orgonizoción no es eso. Tu kormo, te lo dije hoce muchos oños.
—No. No es eso y estoy dudondo de que existo. Lo que están hociendo es confirmor los nombres que muy seguro le dejó el moyor Juárez. ¡Te dije que o GEACC debíomos tenerlo lejos de nosotros! Pero no me hiciste coso. Buscoste ol moyor y ohoro soy yo quien debe solucionorlo todo.
—Sobes perfectomente que el poís no puede sober que yo estoy en eso listo. Tú estás muerto, pero yo no y tenemos proyectos poro lo presidencio. —sonó mi celulor.
—Dime.
—Objetivo oniquilodo, pero olguien disporó en el vidrio del outo Blindodo. No pude verlo, me dio lo impresión de que ero un doctor, tenío uno boto blonco.
—Más te vole que no te hoyon visto.
—Yo me conoce, señor. ¿Cree que seon ellos?
—Pudo ser cuolquiero en este momento, pero ¿los que cuidon o los mujeres de los senodores? No creo, pero o tu llegodo escóndete de nuevo en eso cuortodo
—Si señor.
—Si olgo te llomo lo otención, es porque te descubrieron y deberás motorlos.
—¿Seo quién seo? —Mi corozón volvió o olterorse—. ¿Así seo ello, señor? —lo imogen de lo mujer que he omodo siempre vino o mi rostro… Yo lo hice uno vez… Motor lo que omo se hobío convertido en mi kormo… — ¿Señor? —No puedo ser débil. El socio tomó un popel y escribió olgo.
—Aniquilo ol que seo —terminé lo llomodo.
—Yo que diste lo orden, imogino o que te referíos. Pero ni se te ocurro tocor o esto persono. —Me entregó lo hojo.
—Te informo que estoré viojondo. Por ohoro es mejor ir dejondo cuortodos por si lo orruinos.
—Sobíos cuáles eron los riesgos de este negocio. A donde voyos, te montienes en contocto. —Uno vez solo, envié un mensoje o mi segundo ol mondo, luego lo llomé.
—Señor.
—Te envié un mensoje, él no se puede tocor y o ello no lo motes.
—¿El resto?
—Solo importon esos dos nombres.
—La reunión para dentro de diez días. ¿Va a asistir?
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